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martes, 1 de marzo de 2022

MIERCOLES DE CUARESMA, EVANGELIO

 MIERCOLES DE CENIZA

“ Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará



El evangelio de este Miércoles de Ceniza está sacado del Sermón de la Montaña y quiere ofrecernos una ayuda para hacernos entender cómo practicar las tres obras de piedad: oración, limosna y ayuno y cómo utilizar bien el tiempo de Cuaresma…

según san Mateo 6, 1-6. 16-18 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. 
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 

Nos invita a transitar este tiempo cuaresmal de desierto: en oración sincera, simple; recordando que son pocas las cosas imprescindibles para vivir y que puedo ayunar de tantas cosas que me atan; con la certeza de que en el compartir nuestros talentos y bienes construimos comunidad. Jesús nos invita a ir a lo más profundo, a ser coherentes y sinceros con nosotros mismos.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. 
En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».



Así, convertirse, hacer oración, ayuno y dar limosna, pasan por descubrir quién soy, quién es mi hermano, vernos y verle con el corazón de Dios, demostrarlo y descubrirlo amando en el pequeño momento de cada hoy.

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