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sábado, 8 de enero de 2022

DOMINGO DEL BAUTISMO DE JESUS

 DOMINGO


La festividad del recuerdo del Bautismo del Señor marca en el calendario litúrgico el fin del Tiempo de Navidad y el inicio del Tiempo Ordinario. 

El bautismo es el principal rito de iniciación cristiana y señala nuestra pertenencia a la comunidad de los que, de manera libre y consciente, siguen a Jesús, llamado el Cristo, y optan en sus vidas y en sus decisiones por los principios y valores que sostuvieron a Jesús y que nos fueron transmitidos, con la fuerza del Espíritu Santo, por los Apóstoles.

“ Tú eres mi Hijo, el amado ”



Jesús en el Jordán va a descubrir su auténtica personalidad, vocación y destino. Después de aquel viaje habrá un ‘antes’ y un ‘después’ en el despliegue y realización de la misma humanidad.


según San Lucas 3, 15-16. 21-22 

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. 

Jesús se mezcla con el pueblo, se pone en la fila con la gente y pregunta: Por favor, ¿quién es el último? Y se coloca detrás. No olvidemos que Jesús ha pasado 30 años en un pueblecito de Galilea, Nazaret, “de donde no puede salir nada bueno”. En esos 30 años de soledad, viviendo con sus paisanos, como uno más, uno de tantos, Jesús ha aprendido “modos y maneras” de agradar a su Padre Dios.

Igual que el misterio de la Encarnación, todo un Dios haciéndose pequeño, en el episodio del Jordán nos muestra su gran humildad, -siempre me ha impresionado contemplar a Nuestro Señor haciendo cola como un pecador más, el que no cometió pecado, quien nos purifica, haciendo cola entre los pecadores, todo un Dios entremezclado con los que nada cuenta, con los marginados, sin querer privilegios, con paciencia, sabiendo esperar su turno, me impresiona este Dios que rompe todos los esquemas de este mundo, no quiere privilegios, no busca honores, le da igual que lo confundan, pasando como uno de tantos, mezclado entre los pecadores. se puso en cola entre los pecadores, como uno más- y allí comenzó a tomar sobre sí el peso de la culpa de toda la humanidad, como Cordero de Dios que “quita” el pecado del mundo.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego». 

Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

El Espíritu Santo es el Dios del amor. Y Jesús, al ser bautizado, se siente impregnado, empapado del amor del Padre. Por eso, lo que oye Jesús cuando se abren los cielos, es la voz del Padre que dice: “Este es mi hijo muy amado en el que pongo mis complacencias”.



Pero no todos podríamos decir con el corazón en la mano, que nos sentimos “Hijos Predilectos”. Para lograr esto, aceptemos el Amor de Nuestro Padre y permitamos que éste llegue a través nuestro hacia nuestro prójimo más cercano: nuestros hijos, familiares, amigos y colegas. 

Y seamos capaces de actuar con fe, día a día, para la construcción del Reino de Dios. Actuemos tal como somos, bautizados en el Espíritu Santo y hagamos que nuestro ejemplo contagie al prójimo fluyendo, cual aguas del Jordán, en nuestro cristiano caminar.

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