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lunes, 20 de diciembre de 2021

MARIA APRESUDARAMENTE SE DIRIGE A UN PUEBLO DE JUDEA

 Entonces María se levantó y se dirigió apresuradamente a la serranía, a un pueblo de Judea. 

 El ángel Gabriel, cumplida su misión, se ha ido. María queda sola; sola con el desconcertante misterio de sus entrañas. La situación es delicada.




 Pero ella no se detiene a recapacitar. Se levanta de inmediato y acude deprisa a la serranía.

Necesita acudir para auxiliar a su prima, no la ha hecho nada malo pero siente que puede hacer algo por ella y que su prima la necesita. 

 Presiente que, olvidándose de sí y ayudando a Isabel, lo suyo se clarificará. 

MARÍA siguiendo anticipadamente el mensaje de Jesús nos enseña:

_no basta con no hacer el mal.

_sino hacer todo el bien que podamos hacer. 

Tenemos ojos para ver qué pasa a nuestro alrededor olvidándonos de mirar a otro lado. Es mejor hacer lo que podamos. 

Maria tiene ojos, corazón y sensibilidad para ver la necesidad del que sufre y voluntad para socorrer a  la persona que está necesitada. 

Presiente también que Isabel, desde su experiencia personal, la comprenderá mejor que ninguna otra persona. Contemplemos a María caminando deprisa, un tanto nerviosa. Contemplémosla especialmente en nuestros momentos de mayor desconcierto. La sentiremos muy cercana. Cuando la oración no es ensimismamiento, cuando la oración es inmersión en la Palabra de Dios, la oración mueve a salir; salir deprisa de uno mismo para ponerse a disposición de quien me necesite. 

 Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura dio un salto en su vientre. 



 El encuentro de las dos madres irradia alegría en ellas y en los hijos de sus entrañas. La misma alegría que, nueve meses más tarde, será proclamada por el ángel de Belén a los pastores: Os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo. ¡Dichosa tú que creíste!

Isabel agradece la visita de su prima.

Y nosotros cuantas veces y ocasiones tenemos para dar las gracias por tantos dones concedidos  poor Dios.

Isabel nos  enseña que cuando hemos recibido una gracia  tenemos  que dar la gracias.

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?  dice Isabel. Ella confia en Dios, nos ha dado muchos dones, el mayor el amor, Cristo por nosotros se entrego para salvarnos. Cuando nos  lleguen las dudas en los momentos negros mira la cruz y en ella encontraremos la luz


Como nos preparar nuestro corazón al Nacimiento de Cristo



Haciendo uso  de nuestros ojos y nuestro corazón sintiéndonos llamados ayudar a                              quel que sufre y pasan a nuestro lado. Para nada pasar de largo.

Los cristianos tenemos que sentirnos llamados a hacer el bien que este a nuestro alcance y nos preparamos a recibir a Cristo preparando nuestro pesebre;

- pendientes de los quien nos  rodean.

- haciendo el bien


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