Páginas

domingo, 27 de junio de 2021

LA HUJA DE JAIRO Y LA MUJER HEMORROISA

La liturgia dominical continúa llevándonos de la mano en este recorrido por el Evangelio según san Marcos.



 La lectura de hoy (Mc 5,21-43) nos presenta a Jesús regresando de “la otra orilla” luego de haber sido echado de Gerasa. (Ver: Mc 5,1-20).

 En el pasaje de hoy Marcos nos narra dos milagros de Jesús entrelazados en una sola trama: la revivificación de la hija de Jairo..............debemos recordar que Jesús “revive” los muertos, no los “resucita”, pues el que resucita no muere jamás y todos los que Jesús revive en los evangelios están destinados a morir y la curación de la hemorroísa.

Es bueno saber que Marcos escribe su relato evangélico para paganos de la región itálica, con el propósito de demostrar que Jesús es el verdadero y único Dios. Para ello, nos presenta a Jesús como el gran “taumaturgo” o hacedor de milagros.



En el relato de la mujer que sufría flujos de sangre, ella tenía la certeza de que con solo tocar el manto de Jesús se curaría, y actuó conforme a lo que creía: se arrastró entre la multitud hasta tocar el manto de Jesús.

 De eso se trata la fe. Por eso decimos que la fe es algo “que se ve”.

 Nos dice la escritura que cuando tocó el ruedo del manto de Jesús, se curó instantáneamente, y Jesús sintió que “había salido una fuerza de Él”.

 Se ha dicho que la fe es el “gatillo” que dispara el poder de Dios. Y eso fue lo que la hemorroísa hizo, “disparar” el poder de Dios, al punto que Jesús sintió cuando ese poder se activó, y se realizó el milagro.

 Jesús aprovecha la oportunidad y pregunta, con un fin pedagógico (Jesús es Dios, y Dios lo sabe todo) que quién le había tocado, y cuando ella confiesa que había sido ella, le dice, en presencia de todos: “Hija, tu fe te ha curado”.



No bien había terminado de realizar ese milagro, llegaron emisarios de la casa de Jairo, quien le había pedido a Jesús que curara a su hija que estaba muy enferma, y le dijeron que la niña había muerto.

 Jesús aprovecha la coyuntura para reafirmar su enseñanza y le dice a Jairo: “No temas; basta que tengas fe”. Jesús le dijo a Jairo que su hija dormía. Jairo creyó en las palabras de Jesús, y actuó conforme a lo que creía, acompañando a Jesús hasta su casa, y luego junto a su esposa hasta la habitación de la niña. 

Con su fe “disparó” el poder de Dios, y Jesús la tomó de la mano y esta se levantó ante el asombro de todos. 

Si Jairo no hubiese actuado conforme a lo que creía, no hubiese perdido el tiempo llevando a Jesús a su casa (¿para qué?, la niña ya estaba muerta). Pero Jairo creyó, y actuó conforme a lo que creía. No tuvo miedo ante la muerte de su hija, tuvo fe.

Nosotros necesitamos la fe del centurión de la mujer hemorroisa para que nos aporte una gran dosis de vida-


No hay comentarios:

Publicar un comentario