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jueves, 1 de abril de 2021

LOS DOLORES DE LA VIRGEN, QUINTO DOLOR

 QUINTO DOLOR

Estaban de pie junto a la Cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la tomó consigo. Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un vaso lleno de vinagre; y atando a una rama de hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: “Todo está consumado”. E inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn 19, 25-30).



Jesús de Nazaret, el que multiplico los panes y peces, el que convirtió el agua en vino, el que curaba a los enfermos el que durante tres años pasó haciendo el bien, agoniza en la Cruz.

 Los romanos, crueles al máximo y blasfemaban meneando la cabeza y gritando: ¡Tú, que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo!; si eres el hijo de Dios, desciende de la Cruz.Le dejaron agonizar.

Señor, se haber querido podías  haber  bajado de la Cruz y no pasar por tanto sufrimiento pero, quisistes agonizar por nosotros.


Dolorosa de Zamora

María estaba presente,y  escuchó las palabras de su Hijo, uniéndose a su dolor: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Qué podía hacer Ella? Fundirse con el amor redentor de su Hijo, ofrecer al Padre el dolor inmenso —como una espada afilada— que traspasaba su Corazón puro. 

 Jesús se siente confortado, con esa presencia discreta y amorosa de su Madre. No grita María, no corre de un lado a otro. Stabat: está en pie, junto al Hijo.

Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo,


 Es entonces cuando Jesús la mira, dirigiendo después la vista a Juan. Y exclama: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: ahí tienes a tu Madre. En Juan, Cristo confía a su Madre todos los hombres y especialmente sus discípulos: los que habían de creer en El. 

Al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su Pasión

Antes de la agonía fue Crucificado y su Madre estaba allí y pensaba van a crucificar al mejor de los hijos, el que nació en un pesebre y que ahora está a punto de morir, otro pesebre en forma de Cruz. María al igual que en la Anunciación no entiende nada pero, lo asume, medita en silencio y guarda en su corazón.

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