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domingo, 21 de febrero de 2021

JESÚS EN EL DESIERTO

 Bautizado Jesús, volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo, y al punto fue llevado por el Espíritu al Desierto, para que fuese allí tentado por el diablo. Y estaba en el Desierto cuarenta días y cuarenta noches, y era tentado por Satanás y habitaba con las bestias.



Todavía, llevándolo a un monte muy alto, el diablo le mostró todos los reinos del mundo, y le dijo: —Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mÍ me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas ante mi, todo será tuyo.

 Jesús le contestó: —¡Apártate, Satanás! Porque está escrito: «Al señor tu Dios adorarás, y a él sólo darás culto.»

Los evangelistas colocan las tentaciones antes de narrar la actividad profética de Jesús. Sus seguidores tiene que conocer bien las tentaciones desde el comienzo porque serán las mismas que ellos tendran que superar a lo largo de los siglos, de lo contrario posiblemente se desvíen de Dios.

Las tres tentaciones de Jesús son la más importantes que podemos tener nosotros ya que nos alejan de Dios: el tener, el poder y el placer.

1ª El tener.

 —Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 

La respuesta de Jesús es  muy clara —Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre, sino también de otras cosas creadas por Dios.»

Nosotros nos preocupamos demasiado de nuestro bienestar que nos lleva hasta el punto de olvidarnos de Dios.

También es preocuparnos de nuestros problemas olvidando que hay personas que tienen más problemas que nosotros.

La primera tentación es poner nuestro corazón en el dinero y no en Dios

2ª El poder

 Entonces lo transportó el diablo a la santa ciudad; lo puso sobre el alero del templo, y le dijo: —Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a sus ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.»

 Jesús le contestó: —Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios.» 

Muy peligroso vanagloria y fama. Cuidar nuestro orgullo nuestra soberbia, a veces nos ponemos por encima de los demás olvidándonos que todo nos viene de Dios y solo a El debemos adorar.

Recordar que Jesús renuncia a toda gloria y no vino a ser servido sino a servir

3ª El placer

Todavía, llevándolo a un monte muy alto, el diablo le mostró todos los reinos del mundo, y le dijo: —Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mÍ me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas ante mi, todo será tuyo.

 Jesús le contestó: —¡Apártate, Satanás! Porque está escrito: «Al señor tu Dios adorarás, y a él sólo darás culto.»

A veces podemos caer en la tentación de utilizar a Dios para nuestro provecho y es verdad que Dios es compasivo y misericordioso pero esto no quiere decir que nosotros no pongamos de nuestra parte podemos confundir la felicidad con la facilidad.

Tenemos que caer en la cuenta que el plan de Dios es un plan de libertad, en la tentación se pone a prueba nuestra debilidad sin ella no hay probabilidad de amor autentico.

El seguimiento de Jesús exige libertad y disponibilidad, nosotros nos encadenamos a muchas cosas: deseos, necesidades y perdemos la libertad cuando nos dejamos de llevar incluso por las normas y las instituciones.


La Iglesia nos da tres armas para vencer estas tentaciones y prepararnos para la Pascua: Limosna, ayuno y oración

Vencer el deseo de tener lo podemos hacer con la limosna.
Para el deseo de poseer lo podemos hacer con el ayuno.
Para vencer el placer lo podemos hacer con la oración.

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