«¡Señor, ten misericordia de mí! Mira que no oculto mis llagas. Tú eres el médico; yo soy el enfermo. Tú eres misericordioso; yo, lleno de miseria. (…) 
Toda mi esperanza está puesta únicamente en tu gran misericordia» (X, 28. 39; 29. 40).”
 De sus Confesiones:


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