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martes, 6 de octubre de 2020

ZACARIAS E ISABEL


La historia de Zacarías e Isabel nos enseña que nunca debemos perder la esperanza porque «nada es imposible para Dios». (Lc 1, 37). Zacarías es un sacerdote de la octava clase, la de Abías, uno de los 24 establecidos por David para regular los turnos de servicio semanales en el templo.



 Se casó con Isabel, también descendiente de una familia sacerdotal, y se estableció en Ain Karen. Son ya ancianos y su matrimonio no había gozado de la bendeción de un heredero, y tal esterilidad se interpretaba no solo como una desgracia sino como una maldición que los emarginaba; sin embargo, su unión es sólida, se aman y su vida es justa

 Su festividad se celebra el 5 DE NOVIEMBRE. (Católica) en línea

Del evangelio de San Lucas

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel.

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 Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.


 Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.

 Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. 


 "Angel apareciendo a Zacarías"/ Domenico Ghirlandaio / Capilla Tornabuoni, Santa Maria Novella, Florence

Pero el ángel le dijo: —No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan. 

Te llenarás de alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; será lleno de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto. 

Zacarías replicó al ángel: —¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada.




 El ángel le contestó: —Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a darte esta buena noticia. Pero mira: quedarás mudo hasta que esto suceda, por no haber dado fe a mis palabras que se cumplirán a su debido tiempo. 

 El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. 

El les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. 




Poco tiempo después. su esposa Isabel concibió un hijo y decía muy contenta al verse madre: —¡El Señor me ha quitado la pena de no tener hijos!

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