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domingo, 8 de noviembre de 2020

MONASTERIO DE SAN ZOIDO, CARRION DE LOS CONDES

El Real Monasterio de San Zoilo fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el 11 de julio de 2002 según la disposición adicional primera de la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural de Castilla y León.





En el año 948 el abad Teodomiro, que vivía en el actual emplazamiento con una pequeña comunidad de monjes, concluye la redacción del libro del Becerro o de fundación de cenobio que recibe el nombre de San Juan Bautista o San Juan tras el Puente. 

 Este monasterio cambió de advocación en el siglo XI con la llegada desde Córdoba de las reliquias del mártir San Zoilo por los Condes de Carrión, Don Gómez Díaz y su mujer la infanta de León Doña Teresa Peláez, los cuales promueven la construcción del monasterio, que en 1076 ceden a la orden de Cluny.

 El monasterio fue centro religioso y político de 1º orden donde se celebraron concilios y Cortes. También sirvió como residencia de reyes, incluso algunos fueron armados allí caballeros. Ya en la Edad Media fue centro de peregrinación.



 A partir de mediados del s. XIII y durante dos centurias, diversas circunstancias provocaron su declive económico y espiritual. A partir de mediados del s. XV, el Monasterio de San Zoilo se independiza de Cluny y se integra en la congregación Benedictina de San Benito el Real de Valladolid.

 Por aquella época se destruye el claustro antiguo y se construye el actual con la pretensión de grabar en la piedra el transcurso y la importancia de los Benedictinos a través de los siglos y de la historia



A comienzos del s. XIX, sufrió los procesos de desamortización y exclaustración, aunque el edificio siguió siendo propiedad del obispado de Palencia quien lo cedió en 1854 a la Compañía de Jesús que construyó un colegio.




Tras la partida de los Jesuitas en 1954 fue transformado en Seminario Menor Diocesano hasta 1986. La Diócesis vendió el inmueble en 1992 reservándose la propiedad de la parte monumental, aunque cediendo su uso y albergando desde entonces un espléndido complejo hotelero con un estilo muy característico.

 Durante las obras realizadas en el edificio en 1993 debido al mal estado del monasterio, se descubre en la sala galilea una portada románica de los siglos XI y XII, que había permanecido emparedada desde la construcción de la actual iglesia en el siglo XVI y XVII, por ello su estado de conservación es excelente.



 La portada consta de cinco arquivoltas en degradación de las cuales la segunda y cuarta se decoran con baquetón y las otras tres son de bisel liso. Los ábacos de los capiteles forman un friso continuo decorado con palmetas. Los capiteles están labrados por tres de sus caras, datan del año 1100 y destaca la cuidada realización de sus vestiduras. El capitel exterior de la izquierda representa según las teorías o el traslado del alma de un difunto protegiéndolo de una bestia, o la llegada de las reliquias de San Zoilo al monasterio. 

En el capitel interior están esculpidos monstruos serpentiformes simbolizando el demonio y el pecado. A la derecha en el capitel interior se representa a Balaam, enviado por el rey de Moad para maldecir al pueblo de Israel montado en su burra, a quien bloquea el paso el ángel enviado por Dios y una sugerente escena de viñadores en el capitel exterior. Los fustes de las columnas son de época romana del siglo II, reutilizados por los artistas medievales. 



LA IGLESIA


Portada septentrional de la iglesia (h. 1666) obra del cántabro Diego de Zorlado Ribero.

 La portada se atribuye a Diego de Zorlado y tiene dos cuerpos con imágenes de santos. El monasterio cuenta además con otro patio más modesto, ya neoclásico


El templo, del siglo XVII, es de una sola nave, cubierta por bóvedas de arista tabicadas y cúpula sobre el crucero. 

 La iglesia actual del siglo XVII, consta de una sola nave, con un crucero apenas visible pero con cimborrio y una capilla mayor sin ábside.



A los pies de la iglesia hay una colección de sarcófagos pertenecientes a la familia de los Beni Gómez. Podemos dividirles en dos grupos de los cuales los primeros, más antiguos, corresponden a la familia condal.



 Son sepulcros lisos de finales del s. XI y comienzos del XII, en los que las inscripciones prácticamente se han perdido.



 El resto de los sepulcros de mediados del siglo XIII tienen ya una mayor decoración. 





Las urnas sobre las que descansan las tapas con personajes yacentes están labradas con escenas del Calvario, Pantocrátor, La Anunciación y Epifanía. 

 Se pueden apreciar vestigios de la antigua iglesia románica en el muro de la actual iglesia, con restos de pinturas, ajedrezado jaques, marcas de cantería y capiteles a ambos lados uno de los cuales representa la lucha de Sansón contra el león con una esmerada iluminación que sorprende al visitante.




Original portal románico de la Iglesia del Monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes


Primitiva Iglesia de San Juan Bautista. Portara occidental de la iglesia, tapiada en el siglo XVII y recuperada en 1993.


con preciosos capiteles.

 El coro alto 




destaca por su sillería de dos pisos en nogal con columnas y frente a él encontramos un coro más pequeño, denominado de los enfermos, para que estos pudieran asistir a los oficios litúrgicos. 




Colgado sobre el arco de la puerta principal, destaca el órgano castellano de estilo barroco que data de 1716 y es uno de los pocos que conservan la cadeneta (tubos rodeando el asiento del organista para que éste se pudiera escuchar mejor).

El retablo mayor,

. Atribuido a un seguidor de Gregorio Fernández, pertenece a la iglesia de Santa María de Arvís en Baquerín de Campos y está dedicado a Nuestra Señora de la Asunción.





 El retablo es de mediados del siglo XVI, dorado a fuego, con tallas y altorrelieves y coronado por el Calvario realizado por Antonio Ribera. 

Se representan cuatro escenas de la vida de la Virgen: la adoración de los Magos, el nacimiento de María, la visita de María a su prima Isabel y el nacimiento de Jesús con la adoración de los pastores. También están representados los cuatro Padres de la Iglesia realizados por Tomás de Sierra.

 En lo alto del presbiterio, a ambos lados se colocaron sendos arcosolios con los restos de la condesa Doña Teresa, fallecida en el año 1092 y frente a ella una urna plateada del s. XVIII con las reliquias de S. Zoilo. Cuadro San-Zoilo, Carrión de los Condes 

En la sacristía 



 se conserva un cuadro que representa el Martirio de San Zoilo, además de sencilla cajonería y una mesa de piedra de mármol, de varios colores.







Retrato del abad Fulgencio Campos



 En el centro se exhiben las telas islámicas, conocidas como “Manto del Conde y de la Condesa”, dentro de una estructura de alta seguridad que las protege de la luz directa y de posibles robos.

Los dos tejidos del siglo XI, según estudios históricos e iconográficos, uno de fondo azul y otro de fondo rojo, se extrajeron en el año 2003 del interior de la arqueta funerarias del siglo XVIII, situada en uno de los laterales del Retablo Mayor de la iglesia que, según la tradición, alojaba las reliquias del mártir cristiano San Zoilo. La arqueta Fatimí que pertenece a San Zoilo se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional y es una pieza de marfil policromada fechada entre los años 951 y 975. 


 Estas telas han sido declaradas Bien de Interés Cultural con categoría de Bien Mueble en el año 2012, junto con el Monasterio de San Zoilo. Se llevaron a restaurar a la localidad vallisoletana de Simancas, al Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y actualmente se encuentran en la sacristía de la iglesia del monasterio, climatizadas y protegidas por una cámara. Estas telas se denominan “samitos”.

Durante los siglos XI, XII y XIII predominaba la técnica de influencia persa sasánida, el samito. Este ligamento se caracteriza por presentar dos urdimbres, una principal de base o fondo, y otra suplementaria de ligamento o efecto, con diferente función en el telar, y al menos dos tramas, apareciendo por el anverso el color que requiere el motivo decorativo, mientras que el resto de las tramas se mantienen por el reverso. También se las denomina “Manto del conde y de la condesa”. 


 Los tejidos llegaron de Córdoba con las reliquias de San Zoilo, junto a las de San Félix y San Agapito, en los años setenta de siglo XI como presente de los reyes árabes a los condes de Carrión. Probablemente se utilizaron los mejores tejidos que adornaban alguno de sus palacios para proteger aquellas reliquias sagradas para los cristianos. 

 Su magnífico estado de conservación se atribuye a que se utilizaron no para envolver un cadáver, sino los restos del santo protegidos dentro de la urna que los contiene. Esa circunstancia ha sido garantía de preservación a lo largo de los siglos. 

 La rareza del motivo que de modo repetido adorna la tela azul, una magnífica águila bicéfala (Imagen 1), aparece como un inigualable símbolo para ser utilizado como emblema del monasterio o -por qué no- como bandera de la localidad. Historia, singularidad y belleza no le faltan.


CLAUSTRO










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