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sábado, 5 de septiembre de 2020

XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

SÁBADO

“ Comió él y dio a los que estaban con él ”

Evangelio de hoy, sábado 5 de septiembre de 2020 - Hozana


San Lucas 6, 1-5 

Jesús adoctrina a sus discípulos en la voluntad de Dios. Si la Ley ha servido hasta ahora para una religiosidad del temor, llega el momento de entender que la nueva creación requiere también un nuevo entendimiento de lo que Dios quiere de nosotros.

Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.

Unos fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?». Respondiendo Jesús, les dijo: 

Resuena la acusación que al final condenó a Jesús: éste dice estar por encima de la ley de Dios. 


Evangelio sábado de la 22ª semana de Tiempo Ordinario

¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? 

en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él». 

Y les decía: «El Hijo del hombre es señor del sábado».


Pues ahora hay alguien superior a David, el Hijo del Hombre, que es Señor del sábado. Jesús deja claro el cambio de paradigmas que está sucediendo. Hay que cambiar la mentalidad ante la salvación y el posicionamiento de Dios con su Pueblo

Hay que superar la noción de alianza porque Dios ha cumplido su palabra. Nos ha enviado la salvación, la restauración del orden original. Somos creaturas amadas de Dios, se ha establecido una forma nueva de relación amorosa, somos hijos, y Dios es nuestro Padre.


Por qué Jesucristo nuestro Señor permitió a sus discípulos arrancar espigas  para comer en el día de reposo? – El amor de Dios

 Es hora de anunciar y alegrarnos por esta gracia que Dios ha querido para nosotros: Jesús, el Amor, está por encima de la Ley. El amor nos ha salvado. Dios nos envía a pregonar este mensaje con la palabra y el ejemplo: somos hijos de Dios y hermanos en la misma salvación.

VIERNES

“ Nadie echa vino nuevo en odres viejos ”


NO SE ECHA VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS


San Lucas 5, 33-39 

En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber». 


Nuestros ayunos y desvelos nos tienen que venir de nuestro querer seguir a Cristo, el que nos señala el camino para lograr vivir nuestra vida con abundancia de vida y de gozo.

Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días». 

Cada día de nuestra existencia renovamos nuestro íntimo deseo y le decimos a Jesús: “Te seguiré donde quieras que vaya”. Le tenemos que pedir que seamos fieles a la palabra dada.


Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.

 Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. 

A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».

Archidiócesis de Granada :: - “Nadie echa vino nuevo en odres viejos”

Aunque manteniéndose en la línea del Antiguo Testamento, en la línea de los odres viejos, Jesús nos ha traído un vino nuevo, unas actitudes nuevas, las de hijos de Dios y hermanos de todos los hombres, y son esas actitudes las que queremos vivir.

JUEVES

“ No temas; desde ahora serás pescador de hombres ”

No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres

San Lucas 5, 1-11

 En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. 

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». 

Segun Juan Pablo II. A remar mar adentro, confiando en la palabra y en la presencia vivificante de Jesús. En el discurso dado a los jóvenes como preparación de la Jornada Mundial de la Juventud, explica que quiere decir con Remar mar adentro: “Remar mar adentro ¿para ir a dónde? La respuesta es clara: para ir al encuentro del hombre, misterio insondable; y para ir a todos los hombres, océano ilimitado.

Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». 

Simón Pedro le confiesa al Señor que “por tu palabra, echaré las redes”. Toda la noche trabajando, sin éxito, pero por tí, lo vuelvo a intentar. Y fruto de esa confianza, se produce el milagro, cuantas veces el Señor antes de realizar una obra extraordinaria, siempre, pide a su interlocutor, su colaboración, “se haga según tu fe”, y obra el milagro.

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. 

Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. 

Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». 

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. 

Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». 

 Hay todo un proceso en el seguimiento hasta llegar a ese momento en que verdaderamente dejas todo. Y no es un momento único, es una exigencia siempre renovada de desprendimiento y libertad, de descubrirse “nada” y pecador, y de poner toda la confianza en el Señor.

 Eso proceso supone caminar en la fe, descubrir que ese “maestro” que nos fascina con su Palabra, es el “Señor” que nos llama y envía.

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.



MIÉRCOLES

“ ¿Qué tiene su palabra? ”

San Lucas 4, 38-44

 En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

 La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. 

El Evangelio de hoy nos presenta la curación de la suegra de Pedro. El Señor siempre ha sido sensible a los que sufrían o eran tocados por la enfermedad, los acogía, resalta su cercanía, los tocaba, les dedicaba su tiempo, les ayudaba, los sanaba. Aunque la curación siempre la unía con la fe o el grado de confianza que ponían en Él, “se haga según tu fe”, más que resaltar el milagro lo condicionaba a la fe, mostraba el poder de la fe, era una prueba del inmenso regalo que es la fe.

El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. 

Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando. 

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían: «Tú eres el Hijo de Dios». Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. 

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Jesús se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana. 

 Enviando en misión a sus discípulos, Jesús les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar los enfermos.

Cada uno de nosotros también estamos llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos y enfermeros, para que el servicio al enfermo se preste cada vez más con humanidad, con entrega generosa, con amor evangélico y con ternura.

 Pero él les dijo: «Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado». 

Y predicaba en las sinagogas de Judea.


MARTES

“ ¡Qué palabra la de este hombre! ”

Evangelio del día 1 de septiembre de 2020 y comentario - dominicos

san Lucas 4, 31-37

 En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. 

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: «¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? 

El evangelio de hoy incide en un aspecto fundamental de Jesús: su bondad. 

El milagro, expulsar un demonio, no debe llevarnos a la discusión de cuál podía ser la enfermedad-posesión de aquel hombre.

 Lo que nos importa es ver que Jesús, además de hablar del Reino, siempre tiene gestos de cercanía y misericordia con aquellos que sufren el mal en sus vidas.

Sé quién eres: el Santo de Dios». Pero Jesús le increpó diciendo: «¡Cállate y sal de él!».

La sanación de ese hombre enfermo significa liberación; devolver la libertad a quien padece una limitación que le impide vivir como desearía. Y ahí está Jesús para volver a poner las cosas en su sitio. Aquí comienza la batalla de Jesús contra el mal.

 Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño. Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: «¿Qué clase de palabra es esta?

A nosotros  esta escena de Cafarnaún  nos dice que  hemos de admirar a este buen Jesús que enseña y cura. Que trae esperanza a cuantos vivimos envueltos en incertidumbres y desesperanzas.

 Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen». Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena | InfoVaticana

Pero también nos dice que somos seguidores suyos y nuestra labor no debe ser otra que continuar su misma labor. Nos corresponde hablar de Él, de su persona, de su divinidad, de sus milagros.



LUNES

“ Ningún profeta es bien mirado en su tierra ”

Nadie es profeta en su tierra. (Lc 4,21–30) | by Padre Emilio | Medium


San Lucas 4, 16-30 

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. 

Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.

 Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor». Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. 

Todos los milagros ya por él obrados era más que suficiente para creer en su persona y mensaje, pero por el contrario, tanto sus contemporáneos como nosotros, todo lo ponemos en duda venga de quien venga.

2019-02-03 “Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra” |  Crismhom

Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

 Y decían: «¿No es este el hijo de José?». Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo, 

Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. 

Nuestro  corazón  cerrado y nuestra ceguera nos pueden llevar a grandes problemas, tan grandes como no llegar a ver en nuestra vida la mano sanadora y salvadora de Dios.

Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra | InfoVaticana

Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. 

Cristo pasó su existencia terrena haciendo el bien y predicando la buena noticia, y sus contemporáneos pasan por alto todo eso tan solo para buscar segundas intenciones o cargarse de prejuicios para no creer en el Dios cercano y amoroso que romperá todos sus moldes y sus esquemas,

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Los contemporàneos de Jesús esperaba un Mesías poderoso. El Mesías nace en un pesebre, en una familia muy humilde y vive en un publo pequeño y casi desconocido, Nazaret.

Jesùs causa desconcierto a sus comtemporpàneos. y a nosotros mismo.

A nosotros también nos desconcierta porque no estamos acostumbrado a ver a Dios caminar a nuestro lado.

Porque no estamos acostumbrado a oirlo y a palparlo en el silencio del corazón.

Aunque no  veamos a Dios o nos desconcierte tenemos que estar seguros que siempre, siempre esta cerca de nosotros,

DOMINGO

“ Si alguno quiere venir en pos de mí... ”

Miradas al cielo: SI ALGUNO QUIERE VENIR EN POS DE MÍ, NIÉGUESE A SÍ MISMO,  TOME SU CRUZ Y SÍGAME

San Mateo 16, 21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. 

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios». 

Este Evangelio es la continuación del que escuchamos el domingo pasado, esta enmarcado dentro de la confesión de fe de San Pedro donde recibe del Señor palabras de felicitación: “dichoso tú” , sin embargo, hoy, nos encontramos con la corrección de Ntro. Señor: 

“Apartate de mí, me haces tropezar, tú piensas como los hombres”. 

Tentación muy común, también en nuestro tiempo, amoldarnos a los valores que rigen el mundo

Entonces dijo a los discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. 

Cuando el Señor comienza a presentar a los discípulos la realidad de la Cruz, del sufrimiento, le escandaliza, no entienden, y vemos como Pedro, casi como portavoz de los apóstoles, en privado, quiere evitarlo, le expresa que se equivoca por ese camino, que no puede ser, en definitiva, no comprende, le escandaliza la Cruz

Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?

 ¿O qué podrá dar para recobrarla? 

Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. 

Abraza la cruz - YouTube

Abrazar la Cruz, haciendo de la vida una ofrenda, de nada me serviría si me faltase el amor, -nos recordará San Pablo-, por grandes cosas que llegáramos a hacer si no es el amor el que nos mueve estaríamos perdiendo el tiempo.

 La Cruz nos habla de entrega, pero entrega por amor, es la culminación de una multitud de pequeños actos de donación a lo largo de su vida. El ejemplo del Señor nos enseña que cualquier circunstancia en nuestra vida, vivida por el amor, tiene un valor de salvación. Para llevar nuestra cruz con amor debemos contemplar al Señor.

Eve Garcia on Twitter: "Abrazar la Cruz de Cristo es abrazar la vida, es  abrazar la esperanza. #UrbietOrbi… "

 Si queremos saber si amamos de verdad, miremos a Cristo crucificado; y si nuestro amor es como el suyo, es decir, donación total y con obras concretas, si obedecemos sus mandamientos aunque nos cuesten, si le ponemos a Él en la cúspide de nuestra jerarquía de valores, entonces nuestro amor será auténtico; entonces seremos cristianos de verdad, porque hay donación y entrega en nuestra vida.

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