Los hallazgos arqueológicos en la zona de Roncesvalles nos hablan de la importancia de este lugar con una intensa presencia romana, a un lado y otro de las cumbres del Pirineo.
El culto a las reliquias del apóstol Santiago, descubiertas en el siglo IX cerca del Finis Terrae, encaminó grandes cantidades de peregrinos hacia la Península. La altitud de Ibañeta (1066m), considerablemente más bajo que Somport (1632 m), y la comodidad del camino hacia Pamplona, hacen confluir tres de las cuatro vías principales que, según el Codex Calixtinus, conducían de Francia a Compostela.
La fundación del hospital de Roncesvalles tuvo lugar en la primera mitad del siglo XII con la clara y permanente vocación de acoger, atender tanto humana como espiritualmente a los peregrinos.
Este hospital fue atendido inicialmente por los canónigos de la catedral de Pamplona. Los clérigos vivían bajo la regla de San Agustín y su vida se repartía entre la atención a los caminantes, la oración y las celebraciones litúrgicas.
Se hizo necesaria la construcción de edificios apropiados: grandes naves para el hospital, iglesia para el culto, claustro y dependencias para la vida regular, parroquia para los vecinos de la localidad, almacenes para los víveres, ajuar doméstico e incluso un cementerio donde depositar los cuerpos de los fallecidos, acompañado de una capilla donde rogar por sus almas. El clima pirenaico, los incendios y nuevos intereses hacen que este conjunto monumental evolucione a través de los siglos.
El Santuario de la Virgen
Desde la fundación del hospital, la comunidad de canónigos veneró a Santa María como titular del templo. La devoción a la Virgen de Roncesvalles se extendió por todo el Reino de Navarra y traspasó sus fronteras.
Las donaciones de peregrinos agradecidos por su exquisita atención en el hospital de Roncesvalles, y otras muchas familias del Reino y fuera de él hicieron que la Real Colegiata tuviera casas, por ejemplo, en Zaragoza, Soria, Valencia, Sevilla, Toulouse, Montpellier, Londres o Bolonia todo ello para mantener la comunidad de clérigos, el culto a Santa María y el hospital de peregrinos.
El culto a la Virgen de Roncesvalles continúa muy vivo, a pesar de momentos de grandes dificultades como guerras, epidemias o sucesivas desamortizaciones... como se puede comprobar cada 8 de septiembre en la fiesta patronal de la Colegiata, las magníficas romerías en el mes de mayo, penitenciales unas y festivas otras de los pueblos y valles pirenaicos, la afluencia constante de devotos de todos los lugares de Navarra, y de Francia, la numerosa cofradía de Santa María de Roncesvalles refundada en 1985, la Coronación Canónica de la Virgen en 1960, o el presente año Santo Jubilar concedido por el Papa Francisco desde el 17 Julio de 2020 al 17 de Julio de 2021.
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