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sábado, 22 de diciembre de 2018
SAN ESTEBAN Y LA PINTURA
-------Entierro de San Esteban, Juan de Juanes, M del Prado
De los Hechos de los apóstoles 7, 44-8, 4
En aquellos días, Esteban prosiguió su discurso, diciendo:
«Nuestros padres tuvieron consigo, en el desierto, el tabernáculo del testimonio. Así lo había dispuesto el que mandó a Moisés fabricarlo según el modelo que le había mostrado. Nuestros padres lo recibieron en herencia y lo introdujeron, bajo la dirección de Josué, en la tierra que ocupaban los gentiles, a quienes arrojó Dios para dar lugar a nuestros padres. Y así hasta los días de David. David halló gracia a los ojos de Dios. Pidió el privilegio de construir morada para el Dios de Jacob; pero fue Salomón quien se la edificó, aunque ciertamente el Altísimo no habita en casas construidas por los hombres, como dice el profeta: "El cielo es mi trono y la tierra es escabel de mis pies. ¿Qué casa me vais a construir -dice el Señor-, o cuál va a ser el lugar de mi descanso? ¿No soy yo quien ha hecho todas estas cosas?"
La capilla está dedicada al llamado protomártir, es decir, el primero que entregó su vida por la fe, imitando a nuestro Señor Jesucristo. Cordoba
La capilla está dedicada al llamado protomártir, es decir, el primero que entregó su vida por la fe, imitando a nuestro Señor Jesucristo.
Su retablo se compone de un amplio registro que alberga el gran lienzo en que se representa el martirio de San Esteban, diácono, pintado por Juan Luis Zambrano (Córdoba 1598-Sevilla, 1639).
La escena está distribuida en dos planos. En la parte baja, el martirio según Hechos, 7, 58.
Volviendo a la pintura de Zambrano, el Santo está figurado como un joven diácono que viste una hermosa dalmática roja -color que simboliza el martirio-, en cuyo frente se muestra una escena que parece representar el martirio del Santo, como se ve en los ornamentos del San Esteban de la pintura citada de el Greco. Se halla de rodillas, en el momento de ser apedreado. Su rostro, imberbe, dirige la transfigurada mirada al Cielo –como refiere el libro de los Hechos de los Apóstoles, todos los que estaban sentados en el Sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel [Hch 6, 15]-.
San Esteban murió perdonando: Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» [Hch 7, 60]. Desde entonces, innumerables cristianos, mujeres y hombres, ancianos, adultos, jóvenes y niños; papas, obispos, sacerdotes, consagrados, vírgenes y laicos, han entregado la vida por Cristo, dando prueba de la fortaleza que Dios da a quienes desea sean sus testigos ante el mundo. Es una dolorosa constante en la historia de la Iglesia, que se prolonga hasta nuestros días. Pero también es una muestra gloriosa de que, como afirma nuestro Señor Jesucristo, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará [Mc 8, 35].
Bernardo Daddi, Martirio de San Esteban
Las ocho tablillas formaban la predela de un políptico aún no identificado. Han sido atribuidas al pintor florentino Bernardo Daddi y su realización se sitúa en torno a 1345, en relación con la actividad tarda del artista.
Las pequeñas pinturas describen el martirio de San Esteban y la historia del hallazgo de sus reliquias según la narración medieval de la Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine: empiezan con la Lapidación del Santo,
sigue La aparición en sueño de San Gamaliel (maestro de San Pablo) a San Luciano, durante la cual le revela el lugar de la sepultura de su propio cuerpo junto con los de Abibo, su hijo, Nicodemo y San Esteban;
San Luciano cuenta a Juan la visión que ha tenido, Patriarca de Jerusalén, que hace buscar los cuerpos;
el Hallazgo de los cuerpos de los Santos Luciano, Abibo, Nicodemo y Esteban en el lugar indicado por Gamaliel;
el Traslado de los cuerpos de los Santos a Jerusalén, ciudad en la que el de San Esteban curó milagrosamente a Eudoxia, hija del Emperador Teodosio, poseída por un espíritu maligno;
el Segundo traslado a Roma; la Reunión del cuerpo de San Esteban con el de San Lorenzo en Roma
y por último, los Necesitados que imploran milagros en la tumba de los Santos Lorenzo y Esteban.
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