Se tienen pocos datos de Isabel de Solís, la cautiva que enamoró al emir de Granada. Ni siquiera se sabe con certeza si era noble, ni donde murió.
Reinaba Enrique IV, hermano de Isabel la Católica, cuando los moros granadinos apresaron en una escaramuza, en la frontera con Jaén, a la bella Isabel de Solís (Zoraya), la hija del alcalde de Martos, (Sancho Ximénez de Solís). Isabel contaba con unos diecisiete años y era famosa en estas tierras por su hermosura y delicadeza.
Esta esclava cristiana, quien después se convirtió en reina de Granada, vivió en la turbulenta época denominado Reconquista (siglo VIII-XV). Cuando se convirtió al islam, adoptó el nombre "Zoraida", que significa "Lucero del Alba". Hay historias que cuentan que Isabel en realidad era una campesina que tuvo la desdicha de ser raptada.
Torre de la Cautiva
Isabel era hija del comendador de Martos, Sancho Jiménez de Solís. Fue secuestrada por nazaríes y llevada a la Alhambra. Según la leyenda, Isabel era una mujer muy bella que enamoró locamente a Muley Hacén, el rey granadino. La vida de esta cautiva cristiana convertida en reina musulmana es un misterio. Hay muchas leyendas que rondan alrededor de su historia.
Una de esas leyendas cuenta que Isabel fue enviada como agente para agilizar la caída de la ciudad, pues el emir Muley Hacén era aficionado a las mujeres hermosas. Otra leyenda narra que Isabel solicitó a Muley, tras una noche de pasión, que decapitara a sus hijos. Al parecer, Boabdil y otro hermano se salvaron.
Parece ser que Isabel se enamoró de Muley Hacén. Aunque también podría ser que Isabel se limitó a ser una concubina pasiva, es improbable que renegara de su fe cristiana si no hubiera sentido amor por el emir.
Ella paso a ser su esposa y favorita, desplazando a la sultana Aixa.
Zoraida despertó los celos y desconfianza en la antigua esposa favorita de Muley. Fruto de este amor nacieron dos hijos varones: Nasr ben Alí y Saad ben Alí, quienes más tarde se bautizaron y tomaron los nombres de Juan y Fernando de Granada. Aixa también temía que el hijo de su rival amenazara la posición como heredero de su hijo, Boabdil.
Ante ese temor, Aixa planeó un golpe de estado contra su marido, el cual consistía en reemplazarlo como rey por Boabdil.
Aixa era una mujer de voluntariosa y experta en intrigas, pero el conflicto interno dio inicio a una guerra civil que debilitó al reino nazarí. Ella era de sangre real, por lo que era intolerable el hecho de que el rey musulmán la reemplazara por una cristiana.
Los Reyes Católicos aprovecharon esto para culminar con la Reconquista (1492). Los abencerrajes (nombre que quiere decir “los hijos del talabartero”) habían sufrido una dura represión ordenada por el sultán Muley Hacen. Sabedora del odio que el clan sentía por el sultán y su deseo de recuperar protagonismo en la Alhambra, Aixa selló una alianza con ellos, de modo que apoyarían a su hijo como futuro sultán de Granada
. El 5 de julio de 1482, Boabdil era proclamado rey de Granada y Muley Hacén tuvo que huir. El Zagal, hermano de Muley Hacén, combatió junto a su hermano en la guerra civil. En 1485 heredó el trono granadino al morir su hermano, justo cuando Boabdil cayó prisionero de los Reyes Católicos. El Zagal era considerado un buen estratega.
Solo se sabe que Isabel partió con el emir al exilio junto con sus dos hijos. Dice la leyenda que el emir quería ser enterrado en el lugar más alto, cercano al cielo. Luego de morir Muley Hacén, Isabel volvió a la fe cristiana y sus hijos fueron bautizados. Fue lo último que se supo de Isabel de Solís, la cautiva de Granada.
Por lo general se piensa que la relación de Isabel con el emir terminó hundiendo al reino de Granada.
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