NUESTRO PADRE JESÚS DE MEDINACELI "EL SEÑOR DE MADRID"
La imagen del Cristo es de la primera mitad del siglo XVII, con 1,73 metros de altura. Fue tallada en Sevilla, lo que explica que su iconografía es la correspondiente a los Cristos llamados "de la Sentencia"
SU HISTORIA
En 1614, España llevó a cabo la conquista de la fortaleza norteafricana de La Mámora (actual Mehdía), perteneciente al reino de Fez, que desde el siglo XVI se había convertido en un nido de piratas berberiscos y a la que se rebautizó como San Miguel de Ultramar.
Para cuidar de la atención espiritual de los soldados españoles se reconvirtió en iglesia cristiana a una mezquita de la citada plaza fuerte, cuya atención fue encomendada a los Franciscanos, quienes en 1645 fueron reemplazados por frailes capuchinos. Poco tiempo después el templo resultó destruido por una explosión en uno de los numerosos ataques perpetrados por los musulmanes, lo que obligó a su reconstrucción.
Para reponer cuanto era necesario, se enviaron desde la Península distintos enseres, entre ellos una imagen de Jesús Nazareno que, en principio, estaba destinada al convento sevillano de los capuchinos y llegó a La Mámora entre 1665 y 1688.
La imagen se realizó por encargo de la comunidad de los Padres Capuchinos de Sevilla, quienes la llevaron a la colonia española de Mámora en el norte de África.
El día 30 de abril de 1681, Mámora cayó en manos de Musley Ismael y su ejército y la imagen del Nazareno fue también capturada y llevada a Mequínez.
La historia atestigua por orden expresa del Rey Muley, la imagen fue arrastrada por las calles de Mequinez en señal de odio contra la religión cristiana y hasta algunos aseguran que, como si se tratara de carne humana, fue arrojada a los mismos leones...
Fue vista por el Padre de la Orden de la Santísima Trinidad, Fray Pedro de los Ángeles, quien, arriesgando su vida y presentándose ante el mismo rey, solicitó el rescate de la imagen como si se tratara de un ser vivo.
Se dice que el rey le permitió al padre trinitario custodiar la imagen, hasta que reuniera el dinero para su rescate, amenazándole que, de no hacerlo así, lo quemaría a él y a la imagen.
El Padre General de la Orden mandó a los Padres Miguel de Jesús, Juan de la Visitación y Martín de la Resurrección que se encargaran de servir de mediadores en la solución del problema y estos lograron convencer al rey Muley de que tasara el rescate de la imagen pagando su peso en oro.
La leyenda asegura que la balanza se equilibró exactamente cuando se acumularon treinta monedas. Una y otra vez efectuada esta operación, el resultado fue siempre idéntico, con lo que el recuerdo del episodio evangélico en el que Cristo mismo apareció valorado en esas 30 monedas resultaba milagroso.
La primera advocación popular con la que consta que fue invocada la imagen del Cristo fue la de "Jesús del Rescate".
La imagen, ya rescatada, pasó después a Tetuán, de allí a Ceuta, y por Gibraltar a Sevilla, hasta llegar a Madrid en el verano de 1682.
Llega con fama de milagrosa. Ese mismo año se organiza la primera procesión a la que asiste el "todo Madrid", pueblo fiel, nobleza y casa real.
Desde entonces todos los años, en la gran romería del primer Viernes de marzo, asiste algún miembro de la familia real a rezar al Nazareno.
La imagen se deposita en el convento de los Padres Trinitarios Descalzos, junto al que en 1689 se le erigió una capilla, donación de los Duques de Medinaceli.
A consecuencia del decreto de Desamortización firmado por Mendizábal en 1836, la imagen volvió otra vez a peregrinar por Madrid, en esta ocasión hacia la iglesia de San Sebastián en la que permaneció diez años cuando, gracias a la influencia del Duque de Medinaceli,
Iglesia de San Sebastian
volvió a la capilla del antiguo convento de Trinitarios, regentado entonces por las Religiosas Concepcionistas de Caballero de Gracia y después por las Agustinas y las Carmelitas de Santa Ana.
Fue en 1890 cuando, al derribarse el convento de los Capuchinos de San Antonio del Prado, sus patronos, los duques de Medinaceli, pensaron instalar definitivamente en su nueva capilla la imagen del Cristo. Esto aconteció el día 8 de julio 1895, interviniendo en la donación la Duquesa Madre de Medinaceli Doña Casilda Salabert y Arteaga.
En Sevilla los llamamos cautivos y, de hecho, existe uno de la misma escuela en la iglesia de San Ildefonso, de gran devoción y colas los viernes para el besamanos. Otra costumbre de los sevillanos es llamar "Señor" a los cautivos y nazarenos y "cristos" a los crucicicados. NOs chirría mucho escuchar "El cristodel Gran Poder", o el "Señor del Cachorro", si escuchas a alguien decir eso, seguro que no es sevillano. Me gusta mucho la entrada, saludos.
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