Recordando a unos Santos que yo he conocido.
Son tantos los santos que faltan días del calendario para mostrarlos: «una gran muchedumbre que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus y lenguas»
Unos fueron –Pedro, Pablo, Agustín, Jerónimo, Francisco, Domingo, Tomás, Ignacio, Teresa, Catalina– humanamente ilustres y, por ello, conocidos en su entorno humano y recordados en la posteridad;
Algunos son anónimos como aquel niño enfermo, esa madre entregada, el empleado paciente y el empresario honrado; también consiguieron el Cielo el novio limpio y la enfermera valiente que perdió su trabajo por no querer someterse a la imposición del hospital que le mandaba colaborar en el aborto criminal.
Pero otros son conocidos, con nombres y apellidos, que por primera vez celebrais esta fiesta en presencia del Señor,
Ellos que en su vida cotidiana y normal eran fieles a la fidelidad de Jesucristo y el centro de sus vida: el amor a Dios. dándose en entrega a los suyos, sin salir de los afanes domésticos.
En sus enfermedades y en los últimos minutos de sus vidas quisieroon imitar a Cristo
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