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miércoles, 6 de abril de 2016

NOCHE DEL JUEVES SANTO

SIRUELA SE VISTE DE NEGRO AL CAER LA TARDE


Un defile de nazarenos en complento silencio cruzam la plaza


y se dirigen a la iglesia.
De pequeña me guastaba verlos y recoocer a mi abuelo, a mi padre y a mi hermano.
Ahora , no puedo evitar recordar a los que faltam
y a mi hermano le reconozco facilmente


Al llegar a la puerta de la iglesia, se dividen la tannda de Jesús a un lado y la tanda 

de la Virgen en el otro lado

La cofradía espera en la calle a la salida de los pasos,  un largo recorrido por delante.

Centenares de personas presenciaban la salida de los pasos, Jesús Nazareno que sorprendía a todos con su exorno floral de este año,




  y el paso  de Nuestra Dolorosa.



Jesús portado por los nazarenos atraviesa el pasillo  de la iglesia a paso lento y acompasado





 Como novedad, se estrenan  las andas de los dos pasos, el peso es menor al llevar cada paso más portadores.



El Señor de Siruela ya está en la calle.
Y seguidamente, la Madre tras de su Hijo



Encabeza la estación de penitencia la Cruz de Guia portada por dos monaguillos


y seguidos por el tramo de nazarenos que acompañan al paso.




Un Jueves Santo más,  el Señor de Siruela  seguido por su Madre, 


pasan por mi casa y desde esa ventanita del cielo lo veran los que ya no están con nosotros.





Jesús seguido del coro de hombre, cada año mejor, y fieles que le acompañan emprende camino hacia su ermita.

Acto seguida entra la Madre Doliente, muy acompañada














Jesús ante su ermita donde recibe culto durante todo el año.
Foto de Paqui
Tramo de la calle Hospital y Salazar Alosnso


El silencio, solo roto por el sonido del tambor






Una  madre clarisa en la ventana viendo a Nuestra Madre Dolorosa y afligida que gira





























para Salazar Alonso.



Y como dice Luis Chamizo en su poesia:
Mi Madre Dolorosa en unas parigüelas mu grandes, mu finas, mu bien jatiadas, y en lo arto una Virgen mu moza, mu güena, mu santa,

¡La Virgen, la Virgen!... Ella dende arriba de las parigüelas que la porteaban, lo mesmo a los ricos, lo mesmo a los probes, a tós los miraba con la mesma cara; y.., ¡qué corci! a mí me paecía qu´a nusotrso mejó nos miraba, paeciendo icirnos con aquellos ojos cuajaos e lágrimas: "¡Peirme, muchachos, peirme con gana, pa que Dios sus conceda a vusotros lo que os jaga falta!"



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