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viernes, 8 de abril de 2016

HORA NONA DEL VIERNES

MISERERE



SILENCIO Y ORACIÓN

Al final de una mañana primaveral de un año entre el 30 y el 33 todo había terminado


A las tres de la tarde. El sufrimiento llega hasta el limite. Pero antes de morir, Jesús perdona a sus verdugos, y en actitud profunda de oración y de obediencia, entrega su vida al Padre. Se ha consumado la redención.


 Del Evangelio según San Marcos IS, 33-37.

 Y al llegar la hora sexta, toda la tierra se cubrió de tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona exclamó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lamá sabacthaní? que significa: Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has desamparado?



Y algunos de los que estaban cerca, al oírlo decían: Mirad, llama a Elías. Uno corrió a empapar una esponja con vinagre y, sujetándola a una caña, le daba de beber, mientras dacia: Dejad, veamos si viene Ellas a bajarlo. Pero Jesús, dando una gran voz, expiró".


 Las tinieblas y la oscuridad llenan la tierra porque el hombre no ha querido reconocer la luz verdadera. Jesucristo ha traspasado la barrera de la muerte, se ha dejado arropar por ella.
Y cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.  Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio.



Colgado del madero, sólo y abandonado de todos, Jesús quiere abrazar a todo hombre. A cada uno de nosotros. Se ha inmolado hasta el sacrificio supremo. Quiere apurar el cáliz hasta la última gota y hace aprenda de su vida al Padre.

EL SEÑOR DE SIRUELA EN SU ERMITA




PERDONA A TU PUEBLO, SEÑOR, PERDONA A TU PUEBLO, PERDÓNALE, SEÑOR.


Por tu poder y amor inefable, por tu misericordia entrañable, perdónanos Señor.




Somos el pueblo que has elegido y con tu sangre lo has redimido, perdónanos Señor.



Reconocemos nuestro pecado que tantas veces has perdonado, perdónanos Señor.


Dios de la fiel y eterna Alianza, en ti ponemos nuestra esperanza, perdónanos Señor.


Desde la Cruz nos diste a tu Madre, vuélvenos al abrazo del Padre, perdónanos Señor.


Y MARÍA EN SOLEDAD EN LA IGLESIA


Y EN EL ATARDECER, EN SIRUELA, EL ENTIERRO CRISTO



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