Peregrina a Compostela en el Año Santo de 1456. Todo indica que llegó siguiendo el itinerario del Camino Inglés a bordo de uno de los navíos que en esa fecha trajeron a más de 800 peregrinos hasta el puerto de A Coruña,
desde los puertos del sur de Inglaterra.
Una vez en Santiago, regaló al cabildo compostelano un popular retablo de alabastro de temática jacobea como ofrenda al Apóstol.
Se conoce popularmente como Retablo de Goodyear.
El párroco inglés, sin embargo, condicionó su donación a que el retablo “no fuese vendido, empeñado ni permutado ni dado a otro lugar o santuario alguno”, poniendo como garante de su propósito la conciencia del arzobispo y la de sus sucesores. Solicitó, además, que fuese colocado en el altar mayor de la catedral o en el lugar donde los beneficiados de la sede advirtiesen que era un espacio digno.
Reiteraba, además, que tenía que estar emplazado en cualquier caso “dentro del cuerpo de dicha iglesia y no fuera de ella”. Estuvo colocado en el tesoro viejo y pasó, con otros preciados bienes donados por los peregrinos, a la nueva capilla de las Reliquias; de ahí que se le considere incorporado al tesoro de la basílica.
La vida de Santiago
La producción de relieves de alabastro en Inglaterra a mediados del siglo XIV se convirtió en una auténtica industria para la elaboración de retablos.
Los temas habituales eran los referentes a la vida de la Virgen. Sin embargo, a mediados del siglo XV se suman a estos ciclos los retablos dedicados a la hagiografía de los santos. De este tipo es el donado por Goodyear.
Estudiosos del arte medieval aseguran que no es una de las obras de mayor calidad, aunque otras fuentes sostienen que constituye un ejemplo excelente de la producción artística de los talleres ingleses de Nottingham, Londres y York, que se extendió a buena parte de Europa.
El retablo está formado por cinco paneles de alabastro que narran la vida de Santiago:
vocación de Santiago
mandato de Jesús a los Apóstoles
predicación en Hispania,
martirio en Palestina
y traslado en barco a Galicia.
Desde el punto de vista técnico, esta obra se puede definir como una pieza suelta, de pequeño formato, labrada en relieve y policromada en oro y azul. Los paneles de alabastro se recogen en una montura de madera.
El conjunto se asienta sobre tabla de madera a modo de predela, que se prolonga en unas tablillas unidas con charnelas, indicadoras de unas posibles puertas de cierre que son típicas del mobiliario de devoción particular. [XIV]
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