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domingo, 18 de enero de 2015

ÚLTIMO DÍA EN FILIPINAS

DOMINGO 18 DE ENERO

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ENCUENTRO CON LOS LIDERES RELIGIOSOS

Encuentro con los líderes religiosos de Filipinas en la Universidad Santo Tomás de Manila



ENCUENTRO CON LOS JOVENES
 Más tarde con los jóvenes en el campo deportivo de la Universidad

Tras dar la bienvenida a los líderes religiosos, el Pontífice ha realizado un paseo en el papamóvil por el campus, donde lo esperaban decenas de miles de estudiantes y jóvenes. Todos los presentes no han dejado de corear "Viva el Santo Papa", "Viva Lolo Kiko" (viva el abuelo Kiko), el cariñoso apelativo que le han dado los filipinos. El acto, una Liturgia de la Palabra, será introducido por el presidente de la Comisión Episcopal para los jóvenes y obispo de Bangued, Mons. Leopoldo C. Jaucian, SVD, y el saludo de una familia. Después de la entronización de la Cruz, tendrán lugar los testimonios de varios jóvenes --que plantearán también sus preguntas a Francisco-- y las lecturas bíblicas. A continuación, el Santo Padre pronunciará un esperado discurso a la juventud filipina. Por otra parte, cientos de miles de personas se han concentrado ya en
Un encuentro lleno de conmoción - entrelazada con fervor y entusiasmo, lágrimas y sonrisas - del Papa Francisco con más de 30 mil jóvenes filipinos, en el campus de la Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás, el ateneo pontificio más antiguo de Asia, que celebró recientemente 400 años de su fundación. «En mi visita a Filipinas, he querido reunirme especialmente con ustedes los jóvenes, para escucharlos y hablar con ustedes», dijo el Obispo de Roma y añadió: «quiero transmitirles el amor y las esperanzas que la Iglesia tiene puestas en ustedes.

 Y quiero animarlos, como cristianos ciudadanos de este país, para que se entreguen con pasión y sinceridad a la gran tarea de la renovación de su sociedad y ayuden a construir un mundo mejor», señaló el Santo Padre a los jóvenes que le hablaron de sus dificultades, expectativas, tristezas y anhelos. Y después de escuchar los testimonios, el Papa Francisco improvisó sus palabras dialogando de corazón a corazón. Recordó a la joven voluntaria que falleció en Tacloban y rezó por ella y sus familiares y dialogó con los jóvenes, reflexionando sobre las preguntas que le presentaron una ex niña y un ex niño de la calle, un estudiante y un superviviente del tifón Yolanda e inventor de una sencilla lámpara solar para dar luz a donde no llega la electricidad y sobre todo tras las catástrofes naturales.

 Con sus 14 años de edad, Jun Chura, contó la terrible vivencia de los niños de la calle, de la pobreza y de la violencia sufrida, preguntando entre sollozos «Querido Santo Padre ¿por qué?...»


 El que no aprende a llorar no es un buen cristiano: «Y cuando nos hagan la pregunta: porqué sufren los niños, ¿por qué sucede esto, esto otro trágico en la vida? que nuestra respuesta sea el silencio o las palabras que nacen de las lágrimas. ¡Sean valientes, no tengan miedo de llorar!»



Y después dirigiéndose a los chicos y chicas presentes les dijo: "Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar". "Solo ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpiados por las lágrimas", afirmó.

"Aprended a llorar", les exhortó, y aseguró que quien no aprende a llorar no es un buen cristiano. Y prosiguió: "Sean valientes no tengan miedo a llorar".





EN LA NUNCIATURA CON EL PADRE DE LA VOLUNTARIA FALLECIDA POR LA TORMENTA

Antes de la misa en el Rizal Park, Francisco se reunió en la nunciatura con el padre de Kristel, la voluntaria de 27 años que falleció debido a la caída de una estructura antes de que comenzara la misa de ayer en Tacloban.


El Papa pidió a todos los presentes un minuto de silencio durante el encuentro con los jóvenes en la Universidad Santo Tomás.«El encuentro fue intenso -dijo el cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila.

 El Papá de Kristel iba en compañía del tío materno de la chica. El Papa no encontraba las palabras… Me había dicho: ‘¿Cómo puedes consolar a un padre que perdió a su única hija?’». Pero lo que sorprendió al Papa, explicó el cardenal, fue la reacción del hombre: «Antes dijo que apenas supo la noticia de la muerte de su hija quedó devastado y que le había preguntado a Dios por qué se había llevado a su única hija.

Después añadió: ‘He aceptado lo que me ha sucedido, he aceptado que Kristel ya no esté conmigo. Estoy contento de que sirviera como voluntaria para ayudar en la visita del Papa. Yo había decidido que no habría venido, que me habría quedado en casa. Pero ella, mi hija, fue la que hizo posible este encuentro con el Papa…’». Francisco quedó conmovido con este testimonio.

Y dijo al cardenal Tagle: «¡Qué fe! ¡Que fe!». «Estaba sorprendido, trataba de demostrar compasión y recibió él un testimonio…». El padre Federico Lombardi añadió que durante el encuentro había una foto de Kristel con sus padres en la mesa. El Papa trató de ponerse en contacto telefónico con la madre de la chica, pero no fue posible.


 MISA EN EL PARQUE LUNETA PARK
Entre 6 y 7 mllones de asistentes



En Manila muchos recuerdan la histórica visita papal de 1995, cuando vino Juan Pablo II y al menos 5 millones de personas fueron a la misa que ofició en este mismo lugar.

Siete horas antes de la misa con el Papa el domingo 18 de enero, ya es imposible caminar contracorriente en el río de peregrinos contentos que confluyen en el “Luneta Park” de Manila. Y tampoco en el mismo sentido de la procesión se puede caminar fuera de ritmo. Hay que hacerlo “a paso de peregrino”.


Es el pueblo, pueblo; pueblo de Dios en marcha, la Iglesia en camino. Los miles y miles de peregrinos alegres, que marchan para celebrar con el Vicario de Cristo, caminan en el mismo sentido, en familia, como hermanos.


Son pobres pero son felices en la fe, como testifican nuestros entrevistados. muchos llevan la imagen del altar familiar del “santo Niño”, con vestidos distintos, según la tradición o el oficio de la familia, porque Jesús se hizo uno más de los nuestros entre los miles y miles de humanos; porque está muy cerca nuestro y camina con nosotros y puede llorar con nuestras penas y dolores porque él ha pasado primero por lo mismo antes de resucitar, como recordó Francisco en la misa por las víctimas y con sobrevivientes del último tifón.



El Rizal Park, un área de unas 60 hectáreas, se encontró repleta de personas, muchas de las cuales pasaron allí la noche. El público pudo seguir la misa, gracias también a las pantallas gigantes. El mal tiempo ha obligado a los millones de presentes a usar impermeables. Se estima que hayan participado unos tres millones de personas.

 El Santo Padre con paramentos color crema y dorado presidió la solemne misa cuya primera lectura fue realizada por una joven no vidente, usando el sistema Brayle. "Es una particular alegría de celebrar este domingo del Santo Niño con ustedes”, dijo el Papa en su homilía en inglés. Recordó que “Quien no acoge el reino de Dios como lo acoge un niño no entrará en éste”. Denunció también que existen “estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la falta de educación y la corrupción”.

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 La familia, dijo, “necesita ser protegida de los ataques y programas insidiosos, contrarios a todo lo que consideramos verdadero y sagrado, a lo más hermoso y noble de nuestra cultura. Y tenemos que cuidar a nuestros jóvenes, no permitiendo que les roben la esperanza y queden condenados a vivir en la calle". Recordó también que Filipinas es el primer país católico en Asia, lo que es un privilegio, pero también plantea llevar el mensaje cristiano.

 “Los filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia”, afirmó. Y concluyó con una invocación al Santo Niño para que bendiga al país. La comunión para tal multitud no fue fácil, a pesar de los miles de sacerdotes que la distribuyeron.
Al concluir la misa, el cardenal arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, le agradeció al Santo Padre en nombre de la arquidiócesis de Manila y de los millones de filipinos reunidos allí; en nombre de todas las autoridades y benefactores que trabajaron para esta visita; y de los filipinos que ha confirmado en la fe" en nombre de ellos en español les dijo: “muchísimas gracias”.

 Indicó cuantas personas quieren agradecerle, como los niños de la calle, los sin techo, los campesinos, los pescadores, los enfermos, las familias, los filipinos emigrantes, los cristianos no católicos y los promotores de paz. “Todos queremos decirle, gracias Santo Padre”.



  “Los filipinos rezaremos por usted, porque Jesús mismo reza por usted” dijo. Y le pidió “Mándenos como misioneros de la luz, la luz de Jesús”. Al concluir la santa misa, realizó la ceremonia de envío, en la cual se encendieron las velas. En ese momento el Papa les recordó: “La misión de cada cristiano es difundir la luz y comunicar el amor de Dios”.




La imagen del Santo Niño Jesús acompañó desde el principio la difusión del Evangelio en este país. Vestido como un rey, coronado y sosteniendo en sus manos el cetro, el globo y la cruz, nos recuerda continuamente la relación entre el Reino de Dios y el misterio de la infancia espiritual. Nos lo dice el Evangelio de hoy: ‘Quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él' (Mc 10, 15).



 El Santo Niño sigue anunciándonos que la luz de la gracia de Dios ha brillado sobre un mundo que habitaba en la oscuridad, trayendo la Buena Nueva de nuestra liberación de la esclavitud y guiándonos por los caminos de la paz, el derecho y la justicia. Nos recuerda también que estamos llamados a extender el Reino de Cristo por todo el mundo". Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/66399#ixzz3PHMubvqR Se autoriza su publicación desde que cite la fuente.
 El Santo Padre salió en un papamóvil construido sobre un vehículo típico de las filipinas, un jeepney. Y desde el Rice Park hasta el arzobispado, millones de personas le esperaron por la calle para  saludarle.




 

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