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lunes, 6 de octubre de 2014

SER CARTUJO

VIDA DEDICADA A LA ORACIÓN

 Aunque ser cartujo no es fácil, no faltan aspirantes. En España 61 monjes y 11 monjas de clausura mantienen una vida solitaria consagrada a la oración

El legado de los cartujos: una Orden que despierta el interés de los jóvenes
 Desde la Provenza llegaron en el siglo XII los monjes de la Orden de la Cartuja para construir un monasterio, fundando así la primera cartuja de la Península Ibérica.

Escogieron un paraje singular, enmarcado por la Sierra de Montsant, donde un pastor había soñado con unos ángeles que subían al cielo por una escalera apoyada en el tronco de un pino, de ahí Escaladei o «escalera de Dios».

 La Cartuja subsistió hasta el 1835 con gran esplendor.
Con la desamortización de Mendizábal (1835) los monjes se vieron forzados a huir, privados por decreto de sus tierras. En tan sólo dos años la majestuosa cartuja quedó convertida en un montón de escombros.




 Hoy día se pueden visitar las ruinas de la Cartuja de Escaladei recorriendo el exterior de los 3 claustros, la iglesia y el refectorio, así como una celda reconstruida con todo detalle.
 La Cartuja de Escaladei es, pues, una visita obligada para todos aquellos que quieran hacer un viaje a los orígenes de la comarca del Priorat.

 Esta es una parte de la historia de los Cartujos en España. En la actualidad existen 19 casas de Cartujos repartidas por el mundo, con 289 monjes y 5 casas de Cartujas con 65 monjas.

 El legado de los cartujos: Una vida activa y contemplativa

 En España existen cuatro casas, la Cartuja de Miraflores en Burgos, la de Porta Coeli en Valencia, la Cartuja de Montalegre en Barcelona, y la de Cartuja de Santa María de Benifasar en Castellón.

 En total son 61 monjes y 11 monjas.

San Bruno, el fundador de la Orden

CARTUJA DE SANTA MARÍA DE BENIFASAR

 Se encuentra en un auténtico desierto, en el corazón del Parque




 Natural de la Tinença de Benifasar. Es el primer monasterio de monjas cartujas de España, fundado en 1967 aprovechando las ruinas de un antiguo monasterio cistercienses.




 En 1975 fue posible adaptar la estructura general del monasterio, transformando las primitivas celdas cistercienses, en los eremitorios clásicos cartujanos.

CARTUJA DE SANTA MARÍA PORTA COELI EN VALENCIA

 En el entorno de la Sierra Calderota, en el Vall de Lullén es donde nos encontramos con este monasterio
A la conquista del silencio
Fue en 1272 cuando Fray Andrés de Albalat, obispo de València decidió fundarlo.

La edificación se inició en 1274, y se la llamó Porta Coeli, la puerta del cielo.
 Fue el primer monasterio que se fundó en el recién conquistado Reino de València, y sus primeros 8 monjes provinieron del monasterio tarraconense de Scala Dei.

CARTUJA DE SANTA MARÍA DE MONTALEGRE

 Aunque inicialmente nació como monasterio dominico, hoy sigue siendo convento cartujo de clausura.

 Se encuentra situada en la comarca catalana del Maresme, muy cerca de la población de Tiana.

 El edificio se empezó a construir en el año 1247 para acoger a una pequeña comunidad de monjas agustinas, aunque no es hasta


 Cartuja de Montalegre, en Barcelona el 1434 cuando pasan a ocuparlo una pequeña comunidad de monjes Cartujos que procedían del monasterio de Sant Pol.

Las obras de la cartuja finalizaron en 1463. Tras numerosos avatares la Guerra Civil afecta de nuevo a la comunidad.
 Los 21 padres y 16 hermanos que formaban esta cominuidad se dispersaron, y los Cartujos no regresan hasta 1939, fecha en la que se instala el seminario menor de la diócesis.

 El seminario se cerró en 1998 ya que resultaba inviable mantenerlo económicamente. El antiguo edificio del seminario se cedió a la Fundación Pere Tarrés y actualmente funciona como casa de colonias.

CARTUJA DE SANTA MARÍA DE MIRAFLORES

 Está situada en Burgos, y es la única que se puede visitar.

Es una joya de fama internacional, y panteón real.

 El monasterio fue levantado por el rey Enrique III y alberga numerosas obras de gran interés, como la sillería gótica del coro de los padres, el coro renacentista de los hermanos, ejecutado en el siglo XVI por Simón de Bueras, y la estatua de San Bruno, obra de gran realismo, de Manuel Pereira. De Pedro Berruguete es la extraordinaria tabla de la Anunciación que aparece junto al altar mayor.



 Los monjes de este monasterio viven de su artesanía, en especial sus rosarios de pétalos de rosa, cultivados, molidos, prensados y engarzados a mano por ellos mismos.

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