20 DE MARZO AL 26 2000
JORDANIA
El 20 de Marzo del 2000, lunes, a las 14,15 horas llegaba el Papa a Jordania, al aeropuerto de Amán. Cuatro aviones jordanos dieron escolta al avión de la compañía italiana Alitalia, donde viajaba Juan Pablo II. Le recibieron el rey Abdala II y la reina Rania, el gobierno en pleno, el cuerpo diplomático acreditado en Amán, los representantes de las iglesias cristianas con el patriarca de Jerusalén, Mons. Michel Sabas, el Custodio de Tierra Santa, P. Giovanni Battistelli, así como las autoridades religiosas musulmanas.
El rey en su discurso de bienvenida ensalzó la figura del Papa, como símbolo mundial de paz. Juan Pablo II respondió dando las gracias por el recibimiento. Recordó el objetivo y la índole de su viaje: Mi vista a vuestro país y todo el viaje que acaba de comenzar forman parte de la Peregrinación religiosa jubilar que estoy realizando para conmemorar el tercer milenio del nacimiento de Jesucristo”.
"Jordania fue zona de paso hacia la Tierra prometida, en ella estuvieron el profeta Elías y Juan el Bautista".
También en esa tierra hubo santos y mártires en los principios de la Iglesia.
VISITA PRIVADA AL MONASTERIO DEL MONTE NEBO
Desde el monte Nebo, Moisés contempló emocionado la Tierra prometida, pero no pudo entrar en ella. El Papa quiso rezar desde aquel lugar, pedir al Dios de Abrahán por la reconciliación de sus hijos, tanto los de Sara como los de Agar, es decir, tanto de hebreos como de árabes.
El Monte Nebo está a 45 Km. al SO de Amán.
Junto al mirador hay un extraño monumento de hierro forjado. Es una cruz en la que se enrosca una serpiente de bronce, recordando la que Moisés hizo por mandato divino, para que se curasen milagrosamente quienes fueron mordidos por las serpientes del desierto
Mucho después, Jesús diría a Nicodemo que, lo mismo que la serpiente de bronce en el desierto, así sería levantado el Hijo del hombre,
Epunto de partida de la visita que a Tierra Santa hizo Juan Pablo II en el año 2000 (un olivo conmemora el acontecimiento)
“Aquí en las alturas del monte Nebo, comienzo esta etapa de mi peregrinación jubilar. Pienso en la gran figura de Moisés y en la alianza que Dios estableció en el monte Sinaí. Doy gracias a Dios por el don inefable de Jesucristo, que selló la nueva Alianza con su sangre y llevó a plenitud la Ley. A Él que es el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin (Ap 22, 14), le dedico todos los pasos de este viaje a través de la tierra que fue suya”.
Agradeció al padre ministro general de los franciscanos el magnífico testimonio que han dado en estas tierras y el fiel servicio a los santos lugares durante tantos siglos y con múltiples dificultades.
Regaló un artístico cáliz al Ministro General de los Frailes Menores, P. Giacomo Bini. El P. Picirillo, arqueólogo del Estudio Bíblico de la Flagelación en Jerusalén, explicó al Papa y sus acompañantes la historia del santuario y las excavaciones que se han llevado a término
VISITA DE CORTESIA AL REY DE JORDANIA
La tarde había declinado y el fresco de la noche se notaba ya. El Papa volvió a Amán, pero antes de retirarse hizo una visita de cortesía al rey jordano Abdala. Terminaba el primer día de su colapsada peregrinación.
SEGUNDA JORNADA 21 DE MARZO
CELEBRACIÓN DE UNA MISA MATINAL EN AMMÁM
A la 9 de la mañana el Papa iniciaba su segunda jornada con una Misa en el Gran Estadio de Amán.
Se calcularon unas 60.000 personas en las que había jordanos, sirios y libaneses.
Un periodista de Radio Exterior de España comentaba que era “la mayor concentración de cristianos en la historia de Jordania”.
El blanco y el amarillo, los colores pontificios, ondeaban en el ambiente, comenzando por la enorme tienda que protegía la zona del altar.
En el fondo, una gran pancarta decía en árabe y en inglés: “Abrid las puertas a Cristo”, una frase repetida por el Papa que, recordando con insistencia las palabras que Jesús dice a los de Laodicea, en una de las siete cartas del Apocalipsis: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3, 20).
Las dificultades inevitables del viaje se aumentaron en esta ocasión con la lluvia. Pero ello no impidió la afluencia de gente, ni su participación en aquella magna manifestación de afecto al Papa y lo que él representa.
Asistieron miembros de las Iglesias ortodoxas y protestantes, manifestación de buena voluntad por parte de todos, deseosos de lograr un mayor acercamiento y mutua comprensión.
El Papa habló de la necesidad de un “diálogo de paz” en Oriento Medio, de una paz justa y duradera, en un clima de tolerancia religiosa.
Reunión con el patriarca y los obispos en esa capital;
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VISITA AL LUGAR DONDE FUE BAUTIZADO JESUCRISTO EN WADI-AL-KHARRAR
El 21 de marzo estuvo también en Wadi al-Jarrar, cerca del Jordán, donde agradeció nuevamente la buena acogida del rey jordano.
Recordó la figura de Juan El Bautista y oró en voz alta para glorificar a la Santísima Trinidad, manifiesta en el Bautismo de Jesús, de quien dijo el Padre que era su Hijo amado, sobre el cual vino en forma de paloma sobre Cristo.
“Por tu poder –terminó diciendo- es vencido todo miedo, y se predica el Evangelio del amor en todos los rincones de la tierra, para gloria de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. A Él toda la gloria en este Año Jubilar y en todo los siglos futuros. Amen”
Al final de la Misa asistió a una reunión de los obispos católicos de Jordania, presidida por el patriarca latino de Jerusalén.
A las 15,45 el Papa se trasladó en helicóptero hasta Wadi el-Kharrar, en la orilla oriental del Jordán, relacionado con la figura del Bautista pues.
El Papa terminó su visita con la bendición a un nutrido grupo de cristianos árabes que se había desplazado allí para acompañar al Pontífice.
Era la última visita en territorio jordano, pues a las 17 horas salía el avión que lo trasladaría al aeropuerto hebreo de Ben Gurión Tel Aviv, próximo a Tel Aviv.
El rey Abdala II despidió personalmente al ilustre peregrino.
Terminada la ceremonia, el Santo Padre se trasladó en helicóptero al aeropuerto internacional "Queen Alia" de Amman, donde se despidió del rey Abdallah II de Jordania y de las autoridades del país para dirigirse a Tel Aviv.
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