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sábado, 16 de marzo de 2013

EL RELOJ CUARESMAL

.LA HORA DE LA CONVERSIÓN. Es una llamada a redescubrir nuestro origen. A poner en hora nuestra vida cristiana. No es tanto un esfuerzo personal cuanto, de nuevo, ir al encuentro de Aquel que nos ama.



.LA HORA DE LA VERDAD. No caminamos hacia la nada. El tiempo de cuaresma nos pone en órbita hacia la Pascua. Nuestro final definitivo no es la gran mentira en la que viven sumidos muchos hombres. Nosotros, porque Cristo nos lo aseguró con su propia existencia, sabemos que hay una gran Verdad: la vida de Jesús y sus promesas.



.LA HORA DE LA CARIDAD. Sin obras, nuestra fe, queda coja. Pero, nuestras obras sin referencia a Dios, pronto se agotan. Pueden derivar incluso en el puro humanismo. La hora de la caridad cuaresmal nos centra en Aquel donde nace el paradigma del amor: Cristo.



.LA HORA DEL SILENCIO. El silencio es un bien escaso. No se encuentra en cualquier lugar ni se compra en cualquier establecimiento. Una campana, una iglesia abierta….pueden ser una llamada a poner en orden lo que tal vez llevamos atrasado: la visita con el Señor. La oración.



.LA HORA DE LA PALABRA. ¿Cómo podemos encontrar el camino si no dejamos que el Señor nos lo indique? El reloj cuaresmal nos hace llegar con prontitud a la escucha de la Palabra. Es un tiempo de audición de lo santo, de captar aquello que es esencial para nuestra fe.


.LA HORA DEL AYUNO. Acostumbrados a mirar al reloj para la hora de la comida, la cuaresma, lo paraliza. Nos hace comprender que, la ansiedad, no es buena consejera para tener hambre de Cristo. Es un buen momento para ayunar de excesos, malos modos, blasfemias, odios, ingratitud, preocupaciones, críticas…..


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