DESPEDIDA DE SUS SACERDOTES 14 de febrero
Gracias por vuestro cariño, por vuestro amor a la Iglesia y al Papa”.
Como es tradición, el primer jueves tras el miércoles de Ceniza el Papa se reúne con los sacerdotes de la diócesis de Roma.
Pero en esta ocasión se trata de un encuentro mucho más especial porque al dejar de ser Papa también deja de ser obispo de Roma. Es, por tanto, su último encuentro con los sacerdotes romanos.
Antes de entrar el vicario general de Roma Agostino Vallini saludó al Papa y le acompaño al interior del aula Pablo VI mientras que los sacerdotes presentes entre aplausos cantaban el 'Tu est Petrus'.
Benedicto XVI les dijo, emocionado que «aunque me retiro a rezar, estaré siempre cerca de vosotros, aunque permaneceré escondido para el mundo».
Benedicto XVI ha vivido con intensidad su papel de obispo de su diócesis, e incluso introdujo una llamativa reforma en el escudo papal.
En lugar de utilizar la triple corona, símbolo de los Papas durante siglos, puso en su escudo la mitra y el palio de los arzobispos, símbolo de su ministerio.
Benedicto XVI escogió como tema para su discurso ante los sacerdotes, una intervención sin texto escrito, sus propios recuerdos del Concilio Vaticano II, del que ha sido el último gran testigo.
Ha sido la ultima lección del «Papa profesor».
Su marcha se está realizando en un clima de gran tranquilidad.
En realidad, quizá el Papa es el que está más tranquilo. La inmensa mayoría de los altos responsables de la Curia comprenden y respetan su decisión pero, de repente, han descubierto que le tenían más cariño del que pensaban.
Lo mismo ha sucedido a millones de fieles en todo el mundo. Es una «despedida» muy distinta de la de Juan Pablo II, pero más emotiva de lo que nadie hubiese imaginado.
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