UNA VENTANA ABIERTA AL ARTE RELIGIOSO,FIESTAS, TRADICIONES,SEMANA SANTA Y MÁS COSAS RELACIONADAS CON MI PUEBLO,SIRUELA.PARA QUE MIS HIJOS Y SOBRINOS SIEMPRE LO RECUERDEN Y DEDICADA AL COFRADE DE LA FAMILIA, HERMANA, AMIGOS Y VECINOS.
El origen de la fiesta litúrgica de San José Obrero se remonta al 1 de Mayo de 1955. Ese día, Roma era un hervidero de gentes venidas de muchas partes del orbe, y en la Ciudad Eterna parecía correr un aire nuevo, recién estrenado.
Era un encuentro multitudinario y gozoso de más de 200.000 obreros con el Papa Pío XII. Ese mismo día, 1 de Mayo de 1955, en el incomparable marco de la plaza de San Pedro repleta de trabajadores, el Papa proclamaba la Fiesta del Trabajo, y en el calendario de la Iglesia universal nacía la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores.
La oración con la que el papa Juan XXIII terminaba su alocución en esta fiesta el año 1959:
" ¡Oh glorioso San José, que velaste tu incomparable y real dignidad de guardián de Jesús y de la Virgen María bajo la humilde apariencia de artesano, y con tu trabajo sustentaste sus vidas, protege con amable poder a los hijos que te están especialmente confiados!
En Nazaret, pequeño poblado, situado en las últimas estribaciones de los montes de Galilea, residió la Sagrada Familia cuando pasado ya el peligro y volvieron de su destierro en Egipto.
Y allí es donde José, viviendo en parte en un taller de carpintero y en parte en una casita semi -excavada en la ladera del monte, desarrolla su función de cabeza de familia.
Como todo obrero, debe mantener a los suyos con el trabajo de sus manos: toda su fortuna está radicada en su brazo, y la reputación de que goza está integrada por su probidad ejemplar y por el prestigio alcanzado en el ejercicio de su oficio.
Hoy hacemos memoria de Catalina de Siena y la liturgia nos invita a hacer un alto en la lectura continuada de hechos de los apóstoles y del evangelio de Juan, propios de este tiempo de pascua.
Como Catalina de Siena, virgen, doctora de la Iglesia, y patrona de Europa, cuya fiesta celebramos hoy. Ella encarna los rasgos que aparecen en la oración de Jesús.
Ella fue una mujer sencilla. No sabía leer ni escribir. No tuvo, por tanto, ninguna formación académica. Ella fue una escogida por Dios.
En los 33 años de su existencia, se dejó seducir por Jesucristo, hasta el punto de que, renunciando a cualquier otra relación, se desposó con él y recibió el don místico del desposorios espiritual. Trabajó enérgicamente por la paz, por el retorno del Papa a Roma y por la unidad de la Iglesia. Nos dejó como legado espiritual numerosos documentos que recoge su celo y amor por Dios y por la Iglesia.
Hoy Jesús ora en voz alta al Padre con esta preciosa bendición: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has dado a conocer a los sencillos".
Angelo Sodano
Se acerca hasta él para preguntarle ¿Aceptas tu elección canónica como sucesor de San Pedro?,
En el 2005 el Decano, Joseph Ratzinger,
del Colegio de Cardenales había sido elegido Papa, por lo que en ese caso tuve que acercarse el Vicedecano.
El Vicedecano era entonces Angelo Solano, hoy Decano
Cuando el Papa ha conseguido una mayoría de dos tercios, el decano del Colegio Cardenalicio se acerca a su banco.
Se acerca hasta él para preguntarle ¿Aceptas tu elección canónica como sucesor de San Pedro?, y en cuanto él dice, 'accetto', o acepto en italiano, se convierte en Papa”.
El cardenal decano pregunta también al recién elegido qué nombre le gustaría adoptar.
Y este lo comunica y explica su decisión.
Inmediatamente después, el nuevo Papa se pone la sotana blanca que mejor le esté, de las tres preparadas de antemano, y uno a uno saluda a los cardenales.
Luego, sale al balcón de la basílica de San Pedro para su primera Bendición Urbi et Orbi. El cónclave ha terminado.
Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
El Señor Resucitado sigue apareciéndose a sus discípulos agazapados por el miedo y el temor y siempre les trae paz.
En esta ocasión no estaba Tomás y cuando le comunican llenos de alegría que han visto al Señor, él no les cree, necesita ver para crecer, tocar para asegurarse.
Es la fe de tantos que necesitan evidencias para creer. Jesús subrayó su incredulidad para facilitarnos el camino a tantos pobres mortales que nos veríamos después en parecidas circunstancias.
Con la resurrección la fe aprende a vivir de pura confianza en Jesús resucitado, la misma que arrancará de Tomás expresada en una de las mas hermosas y sencilla profesión de fe: ¡Señor mío y Dios mío!
Sin duda que hoy las palabras de Jesús nos suenan a gloria: "Dichosos los que crean sin haber visto". Ahí estamos todos los que hemos creído que Jesús está vivo sin que nuestros ojos lo hayan podido comprobar.
Estas palabras de Jesús nos saben a palmada de amigo sobre el hombro.
Tu, ¿de qué lado estás: del primer Tomás "si no veo... no creo", o del segundo "¡Señor mío y Dios mío!? Hay una manera fácil de descubrirlo: comprobar si por nuestra banda, el Reino de Dios crece o va perdiendo terreno. ¡Feliz Domingo de la misericordia!
Bajo un meticuloso protocolo funerario que buscaba honrar la figura del Pontífice y asegurar así una transición ordenada en la cúpula eclesiástica, además de los fieles, hasta ese punto del Vaticano viajaron diez Reyes y medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno.
Aunque los reyes Felipe y Letizia llegaron la noche del viernes 25 de abril a Roma, no fue hasta la mañana del funeral cuando posaron junto a la comitiva española que les acompañó en este viaje. Las vicepresidentas María Jesús Montero y Yolanda Díaz, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, entre otros, rodearon a los Reyes en la embajada española ubicada en el Vaticano y de ahí, todos juntos pusieron rumbo a la Basílica de San Pedro para encontrarse con el féretro del papa Francisco.
Ya en el interior de la mencionada basílica, el rey Felipe y la reina Letizia, y la delegación española, caminaron por la arteria principal del templo hasta el punto donde se ubicaba el ataúd con los restos mortales de Jorge Mario Bergoglio.
Más de 250.000 personas abarrotaron ayer la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, para dar el último adiós al papa Francisco en un funeral histórico. Fijada para las 10.00 de la mañana, aunque multitudinaria, la despedida Jorge Mario Bergoglio fue, como él quería, más austera y sobria que la de sus antecesores en el cargo.
Representantes institucionales y políticos de casi todos los países del mundo coincidieron con los miembros más destacados de la realeza europea. Una reunió en torno a la figura del último Papa que nos deja un catálogo de imágenes para el recuerdo. Foto a foto repasamos los momentos más destacados acontecidos en el último adiós a Jorge Mario Bergoglio en la Ciudad del Vaticano.
El momento en el que trasladaron el féretro del papa Francisco a la Plaza de San Pedro
Tras una espera en silencio solemne, la multitud reunida aplaudió mientras el ataúd del pontífice era llevado al centro de la explanada del Vaticano
Al inicio de la celebración fúnebre, los guardias del Vaticano trasladaron el féretro del pontífice desde el interior de la Basílica de San Pedro hacia el exterior, donde miles de fieles aguardaban en la Plaza de San Pedro.
El féretro, de madera clara y sobria, fue cargado en andas por miembros de la Guardia Suiza Pontificia y de la Gendarmería Vaticana, mientras avanzaba en procesión solemne.
El cardenal italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio,junto al féretro del papa......Es el ceñebrante
El cortejo avanzó a paso lento y acompasado, flanqueado por altos funcionarios eclesiásticos vestidos con ornamentos litúrgicos. La multitud en la plaza permaneció en silencio, algunos asistentes portaban banderas, otros rezaban o registraban el momento con teléfonos móviles.
Las campanas de la basílica sonaron de fondo, marcando el ritmo del traslado.
Posteriormente, se realizó el rito de último elogio y la despedida (ultima commendatio et valedictio), con una última encomienda por el alma del Papa Francisco.
Así dio inicio al Responsorium, donde mientras se pronunciaba el Responso, el cardenal esparció agua bendita e inciensa el féretro del Papa Francisco, llevando a su fin la ceremonia fúnebre.
Foto: Reuters Foto: Reuters
Tras el funeral, tuvo lugar el entierro. El papa Francisco decidió que sus restos mortales descasasen fuera de los muros del Vaticano. En concreto, en Santa María la Mayor. Este templo evidencia su devoción por la Virgen Salud Populi Romani y se encuentra a unos seis kilómetros de distancia. Señalar que desde 1903, con el Papa León XIII, ningún pontífice había dejado por escrito que quería descansar eternamente fuera de la sede central de la Iglesia Católica.
Su camino espiritual inició en Loyola, donde tuvo que pasar una larga temporada postrado en cama a causa de una herida de guerra. Él, de una familia noble, pasaba sus días fantaseando con la idea de ser un Caballero en pleno siglo XVI español. En su primea batalla cayó herido por una bala de cañón que lo tuvo postrado meses en su habitación. Allí notó como la lectura de la vida de Jesús y de los Santos dejaba en él un “gusto” que permanecía en el tiempo; mientras que, con las novelas de héroes y caballeros que le encantaba leer, apenas terminaba, se desvanecía toda la alegría.
Decidió peregrinar a Jerusalén, pero su viaje se vio interrumpido por una estancia que habría de cambiarlo todo en él. Por su cercanía al monasterio de Montserrat, se instaló en Manresa, un poblado de Cataluña, cerca a Barcelona.
Allí se retiró a una cueva donde pasaba muchas horas haciendo oración; esto lo combinaba el servicio en el hospital del pueblo. En estos meses referirá que Dios los trataba como un maestro a un estudiante, enseñándole acerca de los movimientos interiores y el discernimiento espiritual. En esta cueva escribió la columna vertebral de los Ejercicios; texto que completó con el paso de los años a partir de lo que notaba era provechoso para él y para quienes acompañó.
Como todos los manuales, no fue escrito para ser leído de comienzo a fin. Es más, Ignacio llegó a recomendar que el ejercitante no tuviera acceso al texto, sino que fuera el acompañante quien entregara, uno a uno, los ejercicios o puntos para la oración. Los Ejercicios son un itinerario para ser experimentado y gustado y no una obra para ser “estudiada”.
Los Ejercicios Espirituales, escritos por Ignacio de Loyola, son un tesoro de la mística cristiana y, por qué no decirlo, del patrimonio espiritual de la humanidad. Llevan siendo practicados por casi 5 siglos por millones de personas alrededor del mundo. Te ofrecemos una introducción básica para entender: ¿Qué son los Ejercicios Ignacianos?, ¿En qué consisten?, ¿Cómo se hacen?, y algunas cosas más.
¿Qué son los Ejercicios Espirituales?
Son la obra más importante de san Ignacio de Loyola.
Los ejercicios espirituales nacen de la experiencia personal de San Ignacio de Loyola, peregrino en búsqueda de la voluntad de Dios.
Puso por escrito algunas de las cosas que le habían ayudado personalmente, para poder así ayudar a otros. Por eso los ejercicios son también un libro escrito en un estilo conciso, dirigido sobre todo a quien los da. Tienen mucho de método y de pedagogía.
Desde hace cinco siglos han sido un modo de ayudar al encuentro con Dios en la propia vida, en el camino único e irrepetible de cada persona. Por eso los ejercicios acaban siendo una experiencia que marca un antes y un después en quien los hace.
Para que
Los ejercicios espirituales se hacen para tomarse el Evangelio de Jesucristo en serio.
Para romper las ataduras interiores que nos impiden ser verdaderamente libres para amar.
Para descubrir el verdadero rostro de Dios, el que nos enseña Jesús.
Para percibir el modo concreto en que Dios nos invita a amar y servir.
Para no contentarnos con una vida mediocre, a medio gas, y llenarla de todo el sentido.
Para ir más allá de las ideologías, de las buenas intenciones, de las emociones pasajeras y saborear una verdad gozosa que permanece…
para quién
Los Ejercicios Espirituales no son para gente buena, que además se lo sabe, y no siente el aguijón de un “más”. No son para espíritus conformistas, ni para aquellos que lo quieren todo sin renunciar a nada.
Son para gente capaz de poner en juego lo que tiene para perseguir lo que ama, con un talante emprendedor y arriesgado en correspondencia con una apuesta existencial de gran calado.
Gente sedienta de conversión profunda porque sabe que necesita algo más y algo distinto, o está atravesada por la búsqueda y el anhelo de lo que Jesucristo promete.
Los Ejercicios requieren de la persona cierta estabilidad emocional, compromiso para mantener los tiempos de oración personal y capacidad para interiorización.
Cómo
Los Ejercicios son moldeables como la arcilla, se acomodan a quien los hace, a lo que busca y necesita. Por eso existen varias modalidades: en retiro y en la vida diaria, con acompañamiento personal o grupal, online o presencial. Los procesos pueden durar desde unos días hasta un mes en silencio, o varios años en la vida cotidiana.
Siempre hace falta reservar un tiempo para la oración personal, para la intimidad con Dios, con la ayuda de las orientaciones que proporciona la persona que los da. Reposar las experiencias vividas, examinarlas para descubrir su significado más profundo.
El acompañamiento personal ayuda a orientar el proceso, descubrir la voluntad de Dios en la propia vida, animar y fortalecer al compromiso.
Hay diferentes modalidades para participar de los Ejercicios de forma presencial.
Ejercicios de mes: Fue la manera como Ignacio los concibió. El ejercitante, por tiempo aproximado de 30 días en silencio, se aleja de su trabajo, familia y amistades. Allí se vive el itinerario completo tal como fue escrito.
Tandas de Ejercicios de 3 a 10 días: Por un tiempo que suele variar entre 3 y 10 días, el ejercitante se acerca al proceso desde una síntesis de todo el camino; o bien, de forma personalizada. En este caso el acompañante ayuda a discernir los ritmos y necesidades de cada proceso.
Desde los primeros días, Ignacio recomendaba que se le dieran los ejercicios en la vida corriente a quien no pudiera disponer de los medios para alejarse un mes de todas sus actividades. Es un camino que transforma la cotidianidad en un retiro espiritual. Sin duda que los avances de las telecomunicaciones nos permiten descubrir cada vez más novedosas maneras para que los interesados puedan, desde cualquier lugar del mundo, disponer de material y ayudas necesarias.
En nuestra propuesta de “Ejercicios Virtuales”, necesitas disponer entre 40 minutos a una hora diaria para la oración. En la sección “Guías de Oración” encontrarás, completamente gratis, el material para que puedas hacerlo a tu propio ritmo, con o sin acompañamiento.
Estructura
Los Ejercicios espirituales están divididos en cuatro semanas en las que se guarda silencio para impulsar un ambiente de oración.
Cada semana se centra en un aspecto diferente.
La primera semana está centrada en el Principio y fundamento, que versa sobre el motivo de la existencia de la propia persona y aquello en lo que reside su mayor plenitud.
En esta semana se contempla la Creación como una obra de Dios realizada por amor.
La segunda semana se centra en el llamado del Rey Eternal, que convoca a sus siervos a combatir a las fuerzas del mal junto a él. La oración de esta semana consiste en repasar la historia de la Salvación y contemplar en oración el Nacimiento de Cristo, viendo cómo la Santísima Trinidad desea y decide redimir al género humano.
La tercera semana se centra en los pasajes del Evangelio correspondientes a la Pasión de Jesús. Durante toda la semana se meditan los diferentes pasajes de esta parte de la Biblia en que se va contemplando . En las reglas de esta semana, san Ignacio recomienda encarecidamente el ayuno como forma de asociarse el ejercitante a la Pasión de Cristo y para contemplar cómo se va completando el plan de Salvación de Dios.
Por último, la cuarta semana expone, en primer lugar, la escena de Jesús resucitado apareciéndose a la Virgen María, su madre. Posteriormente ofrece varios pasajes de la vida de Jesús recogidas en el Evangelio para meditar a voluntad del ejercitante.
¿Cómo son los Ejercicios Ignacianos?
El autor los define de la siguiente manera: “se entiende todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras espirituales operaciones” (EE1).
Es decir, se trata de unas actividades concretas que, en su mayoría, implican diferentes manera de orar, pero que no se limitan solo a eso; hay otras prácticas que serán de mucha importancia y que involucran aspectos tan diversos como la comida, el sueño, los tiempos libres, etc. Dicho esto, para Ignacio el ejercitante debe disponer de todo su ser y todas sus dimensiones pues el camino espiritual lo involucra todo.
También dirá san Ignacio: “Porque así como el pasear, caminar y correr son ejercicios corporales; por la misma manera, todo modo de preparar y disponer el alma para quitar de sí todas las afecciones desordenadas y, después de quitadas, para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida para la salud del alma, se llaman ejercicios spirituales.” (EE1).
Se llaman Ejercicios porque demandan, como la actividad física, un esfuerzo. Nadie puede ejercitarse por mí. Yo soy el protagonista de mi camino; no puedo asumir un rol pasivo y escuchar algunas charlas, debo ponerme en movimiento y dar mis propios pasos.
Este esfuerzo consiste en tres partes. Primero, “preparar y disponer el alma”. Dios está sediento de entregarse a nosotros si se lo permitimos. Nuestra tarea no es alcanzar, fruto exclusivo de nuestro talante, la recompensa de Dios; lo que Él tiene para darnos, nadie podría “ganarlo”. Es una gracia. A los sumo, podemos preparar y disponer el terreno. Segundo, “quitar de sí todas las afecciones desordenadas”. Antes de plantar debemos retirar del terreno la maleza, todo aquello que nos resta vida y comunión. Tercero “después de quitados, buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida”. Libres de nuestros desórdenes podemos escuchar y discernir las invitaciones y llamadas que nos hace Dios; llamadas que nos conducen a la plenitud.
En el texto encontramos explícita la finalidad de los ejercicios de la siguiente manera:
“Ejercicios Espirituales para vencerse a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por afección alguna que desordenada sea.”
El orden es un componente central de los ejercicios. Desde la estructura de cada oración y de la jornada, hasta los afectos que nos permiten poner cada cosa de nuestra vida en su lugar. La oración germina en el orden; y el orden, en la oración. Imagina el ejercicio de ordenar un armario; primero debes sacar todo, deshacerte de lo que ya no necesitas y luego cada cosa va encajando en su lugar con armonía. Asimismo, cuando permito que Dios ocupe su lugar en mi vida se recupera el equilibrio, el balance y la armonía con todas las cosas: en la relación conmigo, con los otros y con el planeta.
Los Ejercicios se dividen en cuatro etapas; aunque se llaman semanas, no se corresponden a 7 días. Se trata de cuatro fases a través de las cuáles se va profundizando en la relación con Dios. En la primera, el ejercitante experimenta la misericordia de Dios y su presencia en su vida; en la segunda, pone su mirada en los misterios de la vida de Cristo y se deja instruir por él, como los discípulos en el evangelio; en la tercera, contempla el misterio de la pasión y muerte, y en la última, se sumerge en la vivencia propia de la resurrección.
El recorrido ignaciano se vive bajo la guía de un acompañante de ejercicios. Cuando hablamos de acompañante no nos referimos a un predicador o formador; tampoco es un terapeuta o coach; su papel es otro. Ignacio dirá que es quien “da a otro modo y orden”. Es decir, ayuda a quien toma los Ejercicios a navegar por el método: qué orar y cómo hacerlo. Por otra parte, sirve como un eco, un interlocutor con quien tomo consciencia de las mociones que surgen en mi interior, e ir afinando el discernimiento. Es una relación que está fundada en la confianza y el más genuino deseo de salvación para el otro.
El Centro de Espiritualidad San Ignacio se fundó en 1990, en una antigua casa de formación para jesuitas. Su actividad se centra en el campo de la formación a religiosos y religiosas, seminaristas, sacerdotes y laicos, mediante ejercicios espirituales y encuentros orientados a las primeras etapas de la vida consagrada y las Escuelas de Ejercicios Espirituales y de Formadores, con títulos de la Universidad Pontificia Comillas. Paseo de S. Antonio, 14 – 37003 Salamanca Tel: +34 923 125 000
Bonifacia Rodríguez de Castro
Bonifacia Rodríguez de Castro nació en Salamanca, España, el 6 de junio de 1837. Sus padres Juan Rodríguez y María de Castro fueron artesanos. En su taller familiar Bonifacia aprendió el amor al trabajo, la solidaridad con los pobres y la oración. Factores que tendrían gran importancia en su vida de adulta. En su infancia frecuentó la escuela donde aprendió a “leer y escribir” y en su adolescencia aprendió el oficio de cordonera, lo que supuso una excepción en la vida de las jóvenes trabajadoras de Salamanca. Huérfana de padre a los 15 años tuvo que trabajar duro para ayudar a su familia. Comprendió lo que suponía «ganar el pan con el sudor de la frente”.
Su maduración en la fe estuvo vinculada a la iglesia de la Clerecía de su ciudad, regida por los padres de la Compañía de Jesús, empapándose de la espiritualidad ignaciana. Su director espiritual siempre fue un jesuita.
En su juventud monta su propio taller de “cordonería y pasamanería”, sin grandes pretensiones, solo para tener lo suficiente para vivir. Constituyó un espacio de trabajo y oración, con una mirada a las jóvenes pobres de la cuidad. Con sus amigas funda da Asociación de la Inmaculada y San José, con fines lúdicos, piadosos y de promoción femenina.
En 1870 llega a Salamanca el jesuita Francisco Butiñá, director espiritual de Bonifacia. En 1874 fundan una Congregación de trabajadoras, las Siervas de San José, para la santificación por medio de la oración, comprometida con la promoción femenina trabajadora. Las casas se llaman Talleres de Nazaret y tienen como modelo la Sagrada Familia. La novedad que supuso la fundación provocó el rechazo del clero y la sociedad.
Bonifacia asumió la continuación de este proyecto con fidelidad en medio de grandes dificultades: fue destituida como superiora y posteriormente excluida de la Congregación en 1901. En soledad y perdonando, continuó viviendo su vocación hasta su muerte en Zamora, el 8 de Agosto de 1905.
El seguimiento de Jesús Trabajador en Nazaret fue el eje de su vida y la promoción de las jóvenes pobres trabajadoras. Adela de Cáceres SSJ
¿Cómo hacer Ejercicios Espirituales en casa/online?
Desde los primeros días, Ignacio recomendaba que se le dieran los ejercicios en la vida corriente a quien no pudiera disponer de los medios para alejarse un mes de todas sus actividades. Es un camino que transforma la cotidianidad en un retiro espiritual. Sin duda que los avances de las telecomunicaciones nos permiten descubrir cada vez más novedosas maneras para que los interesados puedan, desde cualquier lugar del mundo, disponer de material y ayudas necesarias.
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SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA DE LA DIVINA MISERICORDIA
San Juan Pablo II canonizó a Sor Faustina en el año 2000 y estableció el segundo domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina”.
En 1967, el entonces Cardenal Karol Wojtyla presidió la sesión solemne que puso punto final al proceso informativo diocesano para recopilar todos los datos y testimonios sobre la vida y obra de Santa María Faustina Kowalska.
Las actas del proceso fueron enviadas a Roma para que se abra el proceso de beatificación de la vidente del Señor de la Divina Misericordia.
Más adelante el Papa Juan Pablo II beatificó (1993) y canonizó (2000) a Santa Faustina, justamente en el segundo domingo de Pascua de ambos años. El 30 de abril de 2000, el Papa proclamó el segundo domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina” para todo el mundo.
En 1980, San Juan Pablo II, había publicado su carta encíclica titulada “Dives in Misericordia”, sobre la misericordia divina, en la que anima a los fieles a regresar la mirada al misterio del amor misericordioso de Dios. "Es conveniente ahora que volvamos la mirada a este misterio: lo están sugiriendo múltiples experiencias de la Iglesia y del hombre contemporáneo; lo exigen también las invocaciones de tantos corazones humanos, con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación", escribió.
San Juan Pablo II: El gran devoto de la Divina Misericordia.
En el 2002, Juan Pablo II estableció que el “Domingo de la Misericordia Divina” se enriquezca con indulgencias, con las que se pueden beneficiar también los enfermos, navegantes de altamar o aquellos que por causa justa no puedan abandonar su casa o desempeñen una actividad impostergable. Ese mismo año, el Santo Padre viajó a Cracovia (Polonia) y en el Santuario de la Misericordia Divina consagró el mundo a Jesús de la Divina Misericordia.
“Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre”, fueron algunas de las palabras de su oración.
La providencia unió los caminos de San Juan Pablo II y Santa Faustina
En 1938, cuando el joven de 18 años, Karol Wojtyla, llegó a Cracovia para estudiar en la Universidad Jagiellonica, Sor Faustina ya tenía 33 años y vivía en un convento de la ciudad.
La Santa falleció el 5 de octubre de aquel año, justo cuando el que sería Papa 40 años después empezaba el primer curso de filología polaca. Sobre Santa Faustina el Cardenal emérito Stanislao Dziwisz dijo:
“Santa Faustina era una monja extraordinaria, no tuvo educación, sin embargo, Cristo la llamó y le confió la misión de llevar el mensaje de la Divina Misericordia a todo el mundo. Es útil recordar sus palabras: ‘La humanidad no encontrará ni paz ni tranquilidad hasta que no se vuelva con confianza a Mi Divina Misericordia’ (…) Tal vez algún día la devoción a la misericordia divina se vuelva realidad, para que así podamos vivir en paz, tanto en Europa como en el mundo”, dijo el purpurado.
San Juan Pablo II, Santa Faustina: testimonios de la Divina Misericordia
San Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, la noche previa al Domingo de la Divina Misericordia de aquel año.
El Papa Benedicto XVI beatificó a Juan Pablo II el 1 de mayo de 2011, en el segundo domingo de Pascua, y el Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014, también Fiesta de la Misericordia.
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje:
Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia"(Diario, 723).
La presencia de un libro abierto colocado sobre el ataúd del Papa Francisco puede haber sorprendido a más de una persona. Éste es el Evangelio y su presencia no es para nada insignificante
a celebración de los funerales del Papa Francisco, esta mañana de sábado 26 de abril, en la plaza frente a la Basílica de San Pedro, reunió a unas 250 mil personas, sin contar los millones de fieles presentes en oración.
Al colocar el féretro delante del altar al inicio de la celebración, sobre la tapa de madera se colocó un libro abierto, el Libro del Evangelio. Un gesto que quizá haya sorprendido a más de uno, pero cuyo significado es profundo.
Cristo en medio de la Iglesia
El libro que contiene los Evangelios, relatos de la vida de Jesús. En el funeral de un Papa, el Vaticano prevé que el libro del Evangelio se coloque sobre el ataúd de esta manera. De todos los libros litúrgicos, éste es el más venerado. Representa a Cristo, el Verbo hecho carne, presente y enseñando en medio de la Iglesia reunida. El libro del Evangelio recibe los mismos honores que la Eucaristía, desde el incienso hasta las antorchas, pasando por los besos y las reverencias.
¿Quién preside la liturgia? El celebrante principal del funeral del Papa Francisco será el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, según un comunicado de la Santa Sede. El Cardenal Re, originario de Italia, fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 2001. Tiene 91 años. Presidió el cónclave papal de 2013 que eligió como Papa al entonces Cardenal Jorge Bergoglio. Se desconoce la lista completa de concelebrantes, pero incluirá patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes de todo el mundo. La mayor parte de la Misa se celebrará en latín, pero también incluirá otros idiomas, como italiano, inglés, polaco y árabe.
Durante la ordenación diaconal, el ordenando es invitado a tocar el libro del Evangelio como signo de su misión de proclamar la Palabra de Dios.
En la ordenación episcopal, el Libro del Evangelio es impuesto sobre la cabeza del ordenando por dos diáconos durante toda la oración consacratoria; este gesto significa que el Espíritu Santo toma plena posesión de la persona del ordenando.
El libro del Evangelio abierto sobre el féretro del Papa Francisco ilustra esta presencia del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios que continúa más allá de la muerte.
Cristo en medio de la Iglesia
El libro que contiene los Evangelios, relatos de la vida de Jesús. En el funeral de un Papa, el Vaticano prevé que el libro del Evangelio se coloque sobre el ataúd de esta manera. De todos los libros litúrgicos, éste es el más venerado. Representa a Cristo, el Verbo hecho carne, presente y enseñando en medio de la Iglesia reunida. El libro del Evangelio recibe los mismos honores que la Eucaristía, desde el incienso hasta las antorchas, pasando por los besos y las reverencias.
Bajo las lentes de cámaras de todo el mundo, las páginas del Evangelio abierto fueron pasadas por la brisa que soplaba en la Plaza de San Pedro el 26 de abril, al final de la misa funeral por el 266° Papa.
La imagen impactó, como un recuerdo revivido, veinte años después del entierro de Juan Pablo II, el 8 de abril de 2005. Todos los observadores de la época habían descrito entonces las mismas páginas con las que había jugado el viento, divirtiéndose algunos al ver en ellas el soplo del Espíritu Santo.
¿Quién preside la liturgia?
El fallecimiento del Papa Francisco ha desencadenado una serie de eventos significativos en la Iglesia Católica, entre ellos, la organización de su funeral y el cónclave para elegir a su sucesor.
En el centro de estos eventos se encuentra Giovanni Battista Re, el decano del Colegio Cardenalicio, quien ha sido designado para liderar ambos procesos. Con 91 años, Re es una figura clave en la Iglesia, conocida por su vasta experiencia y su estrecha relación con el pontífice fallecido.
El celebrante principal del funeral del Papa Francisco será el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, según un comunicado de la Santa Sede.
El Cardenal Re, originario de Italia, fue creado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 2001. Tiene 91 años. Presidió el cónclave papal de 2013 que eligió como Papa al entonces Cardenal Jorge Bergoglio.
“Te pedimos que reces por nosotros”: el emotivo cierre del discurso de despedida al Papa Francisco en el Vaticano
Se desconoce la lista completa de concelebrantes, pero incluirá patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes de todo el mundo.
La mayor parte de la Misa se celebrará en latín, pero también incluirá otros idiomas, como italiano, inglés, polaco y árabe.
Este viernes a las 20:00 horas, se celebrará en la Basílica de San Pedro el rito del cierre del féretro del Papa Francisco. La ceremonia estará presidida por el cardenal camarlengo Kevin Joseph Farrell, siguiendo la normativa eclesial y bajo la dirección del maestro de celebraciones litúrgicas pontificias. Con esta ceremonia, el Vaticano se prepara para la misa funeral, que se celebrará mañana sábado a las 10:00 horas en el Vaticano.
El cardenal Farrell no estará solo en el cierre del féretro del Papa Francisco
Junto a Farrell estarán presentes el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista, y seis cardenales, entre ellos Roger Michael Mahony, Dominique Mamberti y Mauro Gambetti. También participarán el secretario de Estado Pietro Parolin, el vicario general de Roma Baldassare Reina, el limosnero papal Konrad Krajewski, varios arzobispos, canónigos de la basílica y familiares del Pontífice, según ha informado la oficina de prensa de la Santa Sede.
Un ritual cargado de símbolos
El rito incluye la lectura del 'rogitum', que resume los momentos clave del pontificado y es firmado por algunos asistentes.
Después, se coloca un velo de seda blanco sobre el rostro del papa y se bendice el cuerpo con agua bendita.
En el féretro se introducen una bolsa con las monedas acuñadas durante su pontificado y el tubo con el 'rogitum', después de haber colocado el sello de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.
Además, se coloca la tapa de zinc, que lleva la cruz, el escudo del papa difunto y una placa con su nombre, duración de vida y ministerio petrino.
Luego, se sella con con los distintivos de los sigilos del camarlengo, la Prefectura de la Casa Pontificia, la Oficina de Celebraciones Litúrgicas y el Capítulo Vaticano.
Finalmente, se cierra el ataúd de madera, que también lleva la cruz y el escudo del Pontífice mientras se entonan salmos y la Salve Regina.
https://youtu.be/udF17WFxQU0?si=ZQimEKXo7Kcv1g8G
https://youtu.be/udF17WFxQU0?si=2l7sF8IGoMBoAbkZ
El deseo personal del Papa
Francisco había pedido expresamente en su testamento espiritual que su entierro fuera sencillo: sin los tradicionales tres ataúdes (de ciprés, plomo y roble), sino uno solo de madera con interior de zinc. También quiso ser enterrado fuera del Vaticano, en la Basílica de Santa María la Mayor, como muestra de su amor por la patrona de Roma.